En la madrugada de ayer falleció, a los 70 años de edad, el cantautor brasileño Belchior. Había nacido en Sobral, Ceará, en pleno nordeste, y estudió filosofía y medicina antes de dedicarse por completo a la música. Tras años de aprendizaje en escenarios regionales, el gran salto a la fama le llegó, como a otros jóvenes talentos brasileños, de la mano de Elis Regina, cuando ella grabó en 1972 la bellísima canción “Mucuripe”, que él había compuesto junto con Fagner (y que interpretó en 1981 en el estadio Luis Franzini).

Así se le facilitó grabar su primer disco de larga duración, Mote e glosa (1974), y luego el más maduro y exitoso Alucinação (1976). Lo diferenciaban no sólo una inclinación hacia el folk, el folk rock y el blues, que compartía con otras figuras de su región de origen, sino también la elaboración literaria y conceptual de sus textos (admirados por Eduardo Darnauchans), que a la vez solían acercarse a un tono de manifiesto politizado, y asumían una confrontación explícita con el tropicalismo previo. “Soy apenas un muchacho latinoamericano, sin dinero en el banco, sin parientes importantes y venido del interior”, decía (“Apenas um rapaz latino-americano”); “lo que hace algún tiempo era joven, nuevo, hoy es antiguo” (“Velha roupa colorida”). Caetano Veloso se había complacido, sensual, en cantar “el sol es tan bonito...”.(“Alegria alegria”); Belchior le contestaba: “Veloso, el sol no es tan bonito para quien viene del norte y va a vivir en la calle” (“Fotografia 3 x 4”). “Lo que quiero es que ese canto torcido hecho faca corte la carne de ustedes”, declaraba, desafiante (“A palo seco”).

Los temas del notable Alucinação mantenían ese tono “pos hippie” desencantado y duro, entre ellos “Como nossos pais” (como nuestros padres), grabado también por Elis Regina y, muchos años después, traducida al español, por Laura Canoura en Las cosas que aprendí en los discos (1992). Ese mismo año, y con intención latinoamericanista en ocasión de los 500 años de la llegada de Cristóbal Colón a América, Belchior realizó con los uruguayos Larbanois-Carrero el álbum Eldorado. Siguió grabando discos hasta 2008, y en ellos hay unas cuantas joyas poco conocidas, pero gran parte de su impronta quedó ligada a lo que produjo en los 70.

En la última década recuperó notoriedad por otros motivos: después de separarse, afrontó problemas judiciales por pensiones impagas, sus cuentas bancarias quedaron bloqueadas, se lo inhabilitó para cobrar derechos de autor, dejó de tener un domicilio fijo y desde abril de 2009 no se supo más de él. Los medios de comunicación (incluyendo al inglés The Guardian) alertaron sobre su desaparición. En julio de ese año, turistas brasileños reportaron que lo habían visto en Colonia del Sacramento, y finalmente la periodista Sônia Bridi logró ubicarlo y entrevistarlo, para el programa de televisión Fantástico, de la red Globo, en San Gregorio de Polanco. Belchior dijo que no quería hablar de sus problemas financieros y que estaba dedicado a traducir todo su repertorio al español, con miras a la edición de un cancionero, a componer nuevas canciones y a realizar una traducción al portugués de La divina comedia. Volvió a Brasil y se lo dio por desaparecido nuevamente en 2012: estaba otra vez en Uruguay, en un hotel del departamento de Artigas, y se dijo que lo había abandonado sin pagar por seis meses de estadía, pero él luego afirmó que eso no era cierto.

Murió en Santa Cruz do Sul, Rio Grande do Sul, debido a un desgarramiento de aorta, y el estado de Ceará, donde será velado y enterrado, decretó tres días de luto oficial. Caetano Veloso tuvo la elegancia de escribir un obituario para el diario O Estado de São Paulo en el que destacó que Belchior “se instaló en la memoria profunda de la historia de la creación de música popular en Brasil”; afirmó que muchos de sus versos tienen “una belleza poética inmensa”; comentó que, por ejemplo, en “Mucuripe”, la frase musical que sustenta el texto “vida, vento, vela, leva-me daqui” es “tan bella y adecuada que dos de los mayores cantores de Brasil [Elis y Roberto Carlos, que también grabó ese tema] no consiguieron llegar a su altura”, y aseguró que “la confrontación con los tropicalistas que le pareció necesaria venía contaminada de amor”.