Hoy se celebra en todo el planeta la marcha mundial de la marihuana. La edición vernácula arrancará a las 17.00, desde la plaza Cagancha hasta la Torre Ejecutiva. El Movimiento por la Liberación del Cannabis llama a movilizarse alegando que a tres años de aprobada la ley de la legalización de la marihuana (19.172) “queda mucho por avanzar”. Sobre este y otros temas, la diaria conversó con Bruno Calleros, vocero del movimiento.

Off the record me comentabas que estás indignado por el caso del muchacho de Durazno que está preso por cultivar cannabis, a pesar de estar registrado. ¿Sabés si antes hubo algún caso similar?

-Sí, [hubo uno] hace un año y medio, de un procesado con 70 días en prisión domiciliaria. Yo estuve en su casa. Fue una cuestión similar. La tenía dividida en bollones, como todos, porque tenemos distintos tipos de marihuana en diversos estados, etiquetados. También tenía menos de 480 gramos y lo procesaron. El caso no fue muy público porque el muchacho pidió que así fuera. Él tenía sus recursos y logró revertir la sentencia en el Tribunal de Apelaciones. Pero los 70 días ya se los había comido.

–El primer día se registraron más de 500 personas para adquirir marihuana en las farmacias. ¿Cómo ves la cifra?

-Como fue el primer día, hay que esperar un poquito más. Nosotros esperamos que haya muchos más registrados para este sistema de farmacias que para el autocultivo y los clubes, porque hay encuestas que así lo dicen. Ser autocultivador tiene sus complicaciones, por el espacio, y hay que aprender a hacerlo. No es tan fácil como se cree. El tema de los clubes, por otro lado, implica toda una organización que es como armar un club de baby fútbol o de lo que sea, con la personalidad jurídica y un montón de trámites.

–De hecho, hasta ahora sólo hay 51 clubes registrados.

-Estamos hablando de 51 nuevas organizaciones sociales. Y obviamente que hay muchas personas a las que, por el tipo de vida que llevan o por dónde viven, les resulta mucho más práctico acceder por la venta en farmacias, pero eso va en conjunto con la dinámica de qué tipo de producto se ofrezca, y si tiene la calidad que el usuario espera. Ahí va a haber una cuestión de oferta y demanda, porque lo que se espera es competir con el narcotráfico. Aparentemente, lo que va a salir en las farmacias viene bastante bien. Eso es lo que nosotros podemos decir, porque se hicieron pruebas organolépticas. Pero como esto es una cuestión de producir algo que la expertise de quien lo produce determina mucho el resultado, puede haber cosechas buenas y malas. Es más, las empresas están teniendo algunos problemas y se van adaptando, porque es una experiencia nueva para todo el mundo, incluso para el sector empresarial. La dinámica va a ser esa: si satisface los requerimientos, seguramente se van a adherir personas que están consumiendo del narcotráfico.

–¿Qué pensás de todo el proceso de producción?

-No me parece un mecanismo ni bueno ni malo, hay que probar si funciona. Nadie está hablando de liberalizar el mercado. Porque una cosa es que nosotros tengamos la palabra “liberación” en el nombre, pero se refiere [al término] desde el punto de vista de los derechos, no de ser liberal. Uno de los ejes en los que todos estuvimos de acuerdo fue en no mercantilizar, que no haya propaganda ni competencia. Nadie va a saber de qué empresa es el cogollo que está fumando.

–¿Qué te pareció la campaña de prevención del consumo de cannabis que lanzó Presidencia?

-Tiene sus cosas, algún detalle discutible, como el de los posibles efectos, en la primera parte que habla de los riesgos. Pero en general nosotros saludamos todas las campañas que sean enfocadas a reducción de riesgos y daños. Es donde más está faltando política real, meter cabeza. Y la segunda parte de los spots está bastante bien apuntado a lo que son los ejes. Nosotros apoyamos la campaña.

–¿Qué detalle sobre los efectos te parece discutible?

-Por ejemplo, la afectación de la memoria es toda una discusión. Hay dos bibliotecas. Ahí entramos en aspectos técnicos, de quién hizo el estudio y bajo qué condiciones. Si vos no tenés las condiciones de libertad para decir realmente lo que te pasa, es difícil que sea creíble.

–¿Hay muchos intereses creados?

-Sí. Pero si me decís que te reduce los reflejos, estamos totalmente de acuerdo. No podés manejar bajo los efectos [de la marihuana]. Y, en general, los trabajos tampoco deben desarrollarse bajo los efectos.

–¿Estás de acuerdo con que la venta se haga en farmacias?

-Nosotros, cuando largamos toda esta discusión a la sociedad, pusimos el eje principal en el autocultivo, que tenía muy pocos argumentos en contra. Los clubes son una consecuencia de eso. Pero siempre quedaba la pata del acceso universal, es decir, que cualquier persona tenga el mismo derecho que otra para, si quiere, consumir o informarse, que es lo que recomendamos para cualquier tipo de consumo, pero más para esto, porque tiene sus riesgos -nadie dice que no los tenga-. Entonces había que buscar una vía. Esta vía de las farmacias la eligió el gobierno. Seguramente me vas a preguntar por el registro. Nosotros estamos en contra del registro de autocultivadores, porque es una tarea desarrollada en la intimidad del hogar. Registrar clubes, sí, porque si vas a hacer clubes, debés tener algún organigrama. Y también tenés que registrar cualquier tipo de expendio, porque no le vas a vender cualquier cantidad a cualquiera. Esto debería ocurrir con el alcohol.

–Justamente, para comprar alcohol no te tenés que registrar.

-Pero ¿está bien o mal? Esa discusión habría que darla también en la sociedad, porque el alcohol es una droga mucho más pesada que la marihuana, y mata gente. La marihuana nunca mató a nadie. Nunca nadie pudo demostrar que matara a alguien. Capaz que a alguna gente, que no debería haber fumado nunca, le hizo un efecto que no era el esperado, pero ni siquiera hay sobredosis. Entonces, en contraposición con el alcohol, nos es fácil a la hora de argumentar, porque todos conocemos los desastres familiares, la violencia doméstica y las muertes que ha habido por el alcohol.

–También está el tema de que hay muchas empresas que viven de vender alcohol.

-Claro, y hay muchos intereses, y el mercado está liberalizado; entonces, la competencia termina generando eso. Con el tabaco pasó lo mismo. Estamos de acuerdo con las políticas antitabaco en el sentido de prevención para que la gente no fume -y yo soy fumador-, porque sabemos que [el cigarro] termina matando gente. En la ruleta, te toca o no. Pero la gente tiene que ser consciente y estar informada sobre todos estos temas, en los que las actitudes conllevan sus riesgos. Después, el cuerpo de uno es el cuerpo de uno, ahí está el tema de las libertades. No me podés privar de hacer lo que yo en definitiva voy a terminar haciendo igual. El Estado y la sociedad deben lograr que la gente sea consciente de las consecuencias que pueden tener y regular determinados tipos de sustancias, para que no sea un “viva la Pepa”.

–En la convocatoria a la marcha de hoy, en las redes sociales, dicen que a tres años de aprobada la ley de la legalización de la marihuana queda mucho por avanzar. ¿Qué falta?

-Lo más importante de todo es el aspecto medicinal. Hay solo un tipo de vía de acceso, que es importar de Estados Unidos, a un costo alto. Y, además, se hace después de un trámite burocrático muy engorroso. O sea que sólo lo va a poder hacer quien tenga las condiciones materiales para hacerlo, más allá de que, además, los tiempos se estiran, y para algunas enfermedades los tiempos son fundamentales. Nosotros planteamos que es posible establecer vías de acceso a la marihuana medicinal, porque el grado medicinal es diferente a la marihuana recreativa. El sistema de producción es otro, se cubren muchas aristas para que no tenga ninguna toxicidad, para que el perfil cannabinoide sea uno determinado. Por ejemplo, que haya más CBD [componente no psicoactivo] que THC [componente psicoactivo]. Hay empresas internacionales que se presentaron. Habría que destrabar eso para que haya producción nacional, y que [el cannabis] esté regulado como medicamento. Pero es lo mismo que pasa con el narcotráfico, para que por ahí no haya otros haciendo aceites privadamente, comercializando en negro, y que no se sabe bien lo que es. Hace falta voluntad política.

–Al final, todo siempre nos lleva a la falta de voluntad política.

-La vida es así. La política es todo.