El ex dictador panameño Manuel Antonio Noriega (1983-1989) falleció ayer de noche, a los 83 años de edad.

Noriega fue el último dictador de la historia de Panamá. Fue colaborador de la CIA en su país y también socio de narcotraficantes colombianos durante la década de 1980, lo que terminó haciendo que Estados Unidos le quitara su apoyo.

Según recoge la agencia de noticias Efe, entre sus apodos figuraban el de “Tony el Breve”, por sus cortos comentarios, y el de “Cara de Piña”, por los rastros que la viruela había dejado en su rostro.

En 1968 apoyó un golpe militar que llevó al poder al general Omar Torrijos, quien lo capacitó en inteligencia militar. Noriega fue agente de la CIA especializado en operaciones de contrainteligencia, y según consigna Efe, transformó la Guardia Nacional en las Fuerzas de Defensa panameña, en la que puso bajo su control a casi la totalidad de los organismos del Estado.

En 1987, el coronel Roberto Díaz Herrera le imputó relaciones con el narcotráfico y otros crímenes, lo que marcaría el comienzo de su declive. En 1988, el entonces secretario de Estado norteamericano, George Shultz, declaró que el Pentágono había exigido a Noriega abandonar el poder y dar un paso hacia un gobierno democrático. Pero finalmente fue una invasión militar estadounidense, en 1989, lo que lo sacó del poder. Luego fue expulsado del Ejército por Guillermo Endara, el primer presidente desde el restablecimiento de la democracia en Panamá.

Tras más de 20 años de cárcel en Francia y Estados Unidos por narcotráfico y bloqueo, Noriega fue extraditado a Panamá en 2011. Vivió sus últimos días bajo arresto domiciliario, y negó el 27 de enero ante la Justicia de su país haber estado involucrado en los crímenes cometidos bajo su régimen.