Tal vez dentro de algunos años exista gente dedicada a estudiar la proporción de aciertos que la serie británica Black Mirror tuvo a la hora de prever el futuro que ya llegó. Creada en 2011 por el escritor y columnista satírico inglés Charlie Brooker para Channel 4, y luego adquirida por Netflix, Black Mirror (espejo negro) se inspiró en series clásicas de episodios unitarios fantásticos o de ciencia ficción como The Twilight Zone (para los memoriosos, Dimensión desconocida), para crear paradójicos relatos siniestros y escasos finales felices. La diferencia en este caso es que la fantasía y el futurismo de Black Mirror están acotados –como en buena parte del trabajo de William Gibson, el creador del ciberpunk– a desarrollos próximos de tecnologías ya existentes, o a la simple popularización de estas, ofreciendo inquietantes visiones sobre un futuro en el que la adicción a esas herramientas es total y la privacidad ha desaparecido definitivamente.

El éxito mundial de la serie de Brooker ha determinado que la cantidad anual de episodios aumentara, de los escuetos tres en las dos primeras temporadas a los seis de la lanzada en 2016, que fue la primera producida por Netflix, y ya se ha anunciado que para la cuarta, que se prevé estrenar a fines de este año, el comediante Penn Jillette estará entre los guionistas, y están confirmados para desempeñarse como directores Jodie Foster, John Hillcoat y David Slade.

Con esta clase de notoriedad, no es de extrañarse que se pretenda extender el prestigio de la serie hacia otras ramas y productos. Desde hace años se habla de adaptar alguna de sus ingeniosas ideas a un largometraje, aunque por el momento Brooker parece conformarse con el formato televisivo; sin embargo, se ha confirmado que tres libros inspirados en el universo de Black Mirror se editarán bajo el nombre de la serie. No se trata de adaptaciones literarias de historias ya exhibidas, sino de nuevos relatos. En cada uno de los tres volúmenes habrá tres nouvelles escritas por distintos autores, y cabe imaginar que no serán unos totales desconocidos: para empezar hay que recordar que uno de los mayores fans de la serie es nada menos que Stephen King, que no pierde una oportunidad de alabar la gracia siniestra del programa (que, en opinión de muchos, llegó a prefigurar, entre otras cosas, el triunfo de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses y la cultura de la “posverdad”).

Jugando con la obsesión tecnológica que caracteriza a los personajes de Black Mirror –y al resto de la sociedad actual–, Brooker bromeó acerca del medio en el que se presentarán estas nuevas historias, cuya edición se anuncia para 2018: “Aparecerán en un nuevo formato de tecnología avanzada –dijo a la BBC– conocida como ‘libro’. Aparentemente, tan sólo tenés que echarle un vistazo a alguna clase de código de tinta impreso en papel, e imágenes y sonidos aparecen mágicamente en tu cabeza, representando la historia. Suena demasiado irreal para mí, pero veremos”.