La empresa Netflix, como no podía ser de otra manera, monitorea en forma sistemática la conducta de sus clientes, y cada tanto da a conocer informes al respecto. El más reciente de ellos, publicado la semana pasada, está centrado en el tipo de contenidos que se consume más en cada franja horaria, y presenta algunos datos interesantes: por un lado, se verifican patrones bastante similares de conducta en los 22 países considerados (tan distintos como Singapur y México); por otro, y obviamente debido a la enorme expansión del servicio (que ya se ofrece en cerca de 200 países), el público tiene características promedio mucho más cercanas a las de un presunto “televidente común” que a las de ese tipo de usuario que todos conocemos, caracterizado por darse prolongados atracones nocturnos de series. La pauta observada (comedias de mañana, dramas al mediodía, thrillers desde las 21.00, más tarde nuevamente comedias, y documentales después de medianoche) no es demasiado distinta de la de la televisión tradicional, ya que hay que tener en cuenta que Netflix no está ofreciendo en gran escala –todavía- dos de los tipos de programa con más público, que tienen relación con lo inmediato: informativos y transmisiones en directo de deportes.