Llegó el sábado a la ciudad de Florida para participar en una actividad organizada por el Círculo Verde de su sector, Casa Grande. Los constantes requerimientos de la prensa sólo le permitieron escuchar en forma intermitente el debate sobre la gestión y el uso del agua en el que participaron técnicos, ediles y militantes frenteamplistas en la sede local de la coalición. Uno de esos requerimientos fue el de la diaria, que conversó con la senadora Constanza Moreira sobre el vínculo entre la izquierda y el medioambiente, sobre el trabajo que encabeza al frente de la Comisión de Programa del Frente Amplio (FA) y sobre la Rendición de Cuentas.

–¿Por qué se consideró necesario organizar estos debates?

–Casa Grande tiene círculos. No sé quién lo inventó, habrá sido algún bolche [se ríe]. Se basó en Podemos. El Círculo Verde ya hizo otra actividad sobre la cuenca del Santa Lucía, en Kiyú. Se juntan militantes de San José, de Florida, de Canelones y de Montevideo, desde productores agropecuarios hasta sociólogos y agrónomos. Están encontrando una manera de debatir los temas del medioambiente en Uruguay, sin profundizar la brecha que está separando a los movimientos ecologistas de la izquierda, que empezó en el primer gobierno de Tabaré [Vázquez] con el tema de Gualeguaychú y se profundizó con lo de Aratirí. Se busca tener una defensa del medioambiente que sea racional, no decir bolazos, pero que al mismo tiempo mantenga vivo el espíritu de la Pachamama en la izquierda uruguaya. Creo que la izquierda latinoamericana ha avanzado mucho en los derechos de la naturaleza y en otra concepción del tema del sustento de la vida, los derechos intergeneracionales, el derecho a la soberanía de la tierra. La izquierda uruguaya, la argentina y la brasileña no están en esa perspectiva que han desarrollado más los bolivianos y los ecuatorianos. Ahora están incorporando esa preocupación, sobre todo porque el uso intenso de la tierra por la agricultura en la última década y media ha traído un montón de problemas. A la gente le encantan el crecimiento y el desarrollo, pero el crecimiento y el desarrollo basados en el uso intensivo de los recursos naturales están trayendo todos los problemas que están trayendo ahora. En eso se está desayunando Uruguay, y la agricultura extensiva es la que ha traído más problemas. Y al mismo tiempo, tenés un déficit de inversión pública en la OSE; no puede ser que la OSE tenga que absorber la inversión mediante las tarifas: tendría que tener inversión genuina, que tendría que hacer el Estado. Tenés una red de saneamiento vieja, las intendencias no hacen lo que tendrían que hacer, hay mucho bolazo, hay mucho interés empresarial metido adentro; al mismo tiempo, el Estado no entiende que tiene que dar un mensaje público claro con respecto a estas cosas. Digo esto porque hay interpretaciones de lo que pasó en Maldonado que tienen que ver con cómo impactó el tema del agua en la pérdida [de la intendencia] del FA en ese departamento. Lo de Maldonado son muchas cosas; es muy difícil determinar qué pasó ahí. Creo que esa [el problema del agua] es una parte de la interpretación, el 10% nomás, pero en todo caso esos temas están. Casa Grande trata entonces de incorporar este debate en el FA. Desde la Comisión de Programa le planteé desde el principio a [el presidente del FA] Javier [Miranda] que teníamos que tener un grupo de medioambiente.

–Uno de los temas que Casa Grande ha marcado es el cobro de un canon por el uso del agua.

–Nosotros queríamos incorporar el cobro del canon en la Ley de Riego. En una conversación con la ministra de Vivienda [Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente] y con el director nacional de Medio Ambiente, nos dijeron: “No, esperen que vamos a hacer un decreto reglamentario [del Plan Nacional de Aguas], no lo incorporen a la ley”. Este año se viene esa discusión, que va a ser una discusión grande, porque cuando nosotros planteamos lo del canon del agua salió [el dirigente colorado Pedro] Bordaberry a poner el grito en el cielo. La idea del canon del agua es para el gran consumo de agua.

–En el encuentro del sábado en Florida se señaló la falta de información pública sobre el cumplimiento del Plan de Acción de la cuenca del Santa Lucía.

–Acá se conocen todas las cuentas corporativas de todos los gastos de [el vicepresidente, Rául] Sendic en ANCAP, y no podés acceder a documentos sobre planes de suelo. Yo con el ministerio que tengo más problemas con la información es con el de Defensa Nacional [MDN], que es opaco totalmente. El Ministerio de Economía [y Finanzas] tiene problemas con el MDN para conocer los números reales. Creo que la información, salvo la que sea estrictamente reservada, tendría que ser liberada. Yo tengo esa teoría y la tengo también para el FA; si no, todo el mundo chucu-chucu.

–¿Cómo se está trabajando en la Comisión de Programa?

–Tuvo un momento muy difícil. Javier le encargó a la Comisión de Programa la definición de las prioridades presupuestales para esta Rendición de Cuentas, pensando que los tres años, y ahora nos venimos a desayunar de que no... El martes que viene a las 14.00 el secretariado se junta con Tabaré, y espero recibir su versión sobre si tenemos Rendición de Cuentas para tres años o para uno. Nosotros armamos las prioridades presupuestales y algunos grupos del FA [el Frente Liber Seregni] vetaron la resolución mayoritaria. Entonces yo dije: si no lo quieren firmar, que no lo firmen, pero yo lo mando igual, porque era mayoritario. Javier al final resolvió hacer otro documento, y eso tiene un proceso muy complicado. Mi visión, que no es necesariamente la de Javier ni la de muchos otros, es que la Comisión de Programa tiene que tener amplitud para debatir lo que quiera, y después ves cómo cerrás la discusión, pero no te vas a trancar en la posibilidad de poner cosas ahora porque después van a salir en la prensa. En ese momento tuvimos un impasse y después retomamos los trabajos. Ahora nos reunimos cada 15 días. Yo opté por fortalecer las unidades temáticas y darle un gran peso a la unidad que discuta los temas de economía. Porque como sé que hay un lío ahí, les pedí a los jóvenes del Ecomité de la Facultad de Ciencias Económicas [y de Administración de la Universidad de la República], que son jóvenes que tienen polenta y que no heredan los problemas políticos del FA, sino que están con otra cabeza, abrir la discusión para que la izquierda no orgánica –Judith Sutz, Luis Bértola, las mentes que piensan el desarrollo en este país– pueda colaborar sin estar atada por la puja de poder que se da dentro del FA. En eso Javier me respaldó. Entonces el Ecomité va a discutir lo relacionado con las empresas públicas, los límites naturales del crecimiento, la inversión, las finanzas públicas, el desarrollo a largo plazo. Ahí conseguimos generar un ámbito para discutir con libertad, sin tener la pelea de si pongo o no impuestos. Las unidades temáticas de salud, género y economía social ya están funcionando, y tenemos que armar la de medioambiente. Mientras tanto, yo presenté un documento que se llama “Los cinco desafíos”, para estructurar el programa. Es el desafío de la igualdad –generacional, territorial o de género–, el desafío de la inclusión, el desafío de la integración, el desafío de la democracia –ahí yo incluiría desde la reforma constitucional hasta la revisión de todos los mecanismos de participación que tenemos en el Estado– y el desafío del desarrollo. Presenté el documento, y ahora la Comisión de Programa está discutiendo. En mayo del año que viene tendríamos que ir cerrando. Cada grupo de trabajo va a presentar sus insumos y la síntesis, y la Comisión de Programa dispondrá de junio a agosto para redactar un documento único, que se imprime y pasa a la discusión en los comités.

–¿Te parece complicado que esta Rendición de Cuentas prevea recursos sólo para un año?

–No, yo me lo imaginaba, tal como están las cosas. Tenés una perspectiva de crecimiento que se está revisando cada seis meses, tenés el problema del voto 50. El año a año te limita en el sentido de que es mejor trabajar con una perspectiva más larga, pero tal como están las cosas, no me parece desacertado, me parece comprensible.

–¿Cómo evaluás la presentación de Sendic al Tribunal de Conducta Política del FA por el uso de la tarjeta corporativa de ANCAP?

–Yo digo que hay que eliminar las tarjetas corporativas, que no existan más, que se acaben. No las precisás y son para lío. Ya está. Da una gran señal y decí: se eliminan todas las tarjetas corporativas. Esa podría ser una señal magnífica del gobierno, eliminarlas de todas las empresas públicas, y con eso eliminás la discrecionalidad de gastos. O mantenerlas sólo para casos extremos como que tengan que hacerte un bypass en Arabia Saudita. Lo de Sendic, yo qué sé. No importa el pasaje al Tribunal de Conducta Política; eso es para protegerlo dentro del FA. El tema es que pasa ante la opinión pública, no en el FA.

–Donde su imagen es débil.

–Claro, porque quedó como una figura muy vulnerable. Muy vulnerable, y hay un aprovechamiento de su vulnerabilidad.