Era obvio que en el aniversario 50 de Sgt Pepper’s... se iba a poner a la venta un producto “nuevo” relacionado con ese disco. La oferta pudo haber sido la usual, otra remasterización (aunque había una muy reciente), tomas descartadas, alguna primera versión de una canción, etcétera. Sin embargo, la apuesta para celebrar el medio siglo fue mucho más ambiciosa: una nueva mezcla del disco.

Los tiempos siempre se han movido a un ritmo distinto con The Beatles. Su discografía fue editada en CD recién en 1987, y recién en 2009 hubo una reedición completa remasterizada. Esta última, que se dio a conocer junto a la demorada reedición en vinilo de toda la obra del grupo, contó, además, con el gran atractivo de ofrecer las versiones monoaurales originales de los álbumes que las tuvieron, además de las estereofónicas.

Para entender la importancia de esto último hay que saber que George Martin, Geoff Emerick (el principal ingeniero de grabación de los discos) y el grupo se tomaban mucho tiempo para hacer las mezclas monoaurales de los discos –ya que eran el formato más habitual en que se escuchaban– y muy poco para las mezclas estereofónicas, que hasta 1967 eran consideradas poco menos que una novelería, e incluso eran realizadas, generalmente, por otras personas. Esto fue así hasta el llamado “álbum blanco” (titulado simplemente The Beatles), de 1968, que tuvo su mezcla principal en estéreo.

La tecnología estereofónica se volvió el estándar y casi nadie volvió a interesarse en lo monoaural. Por eso, los discos de The Beatles que se fueron reeditando prescindieron de aquellas mezclas originales de Martin y compañía, y reprodujeron las mucho menos trabajadas estereofónicas. Sgt. Pepper’s... llevó unas tres semanas de mezcla –un tiempo récord, por lo extenso, en aquel momento– y la mezcla estéreo fue hecha en un día y medio. Esa versión estéreo es la que más hemos escuchado. Y la verdad es que fue muy mala.

Volver a mezclar –es decir, volver a tomar todas las grabaciones de instrumentos y voces por separado y “rearmar” con ellas el sonido de Sgt Pepper’s...– puede sonar a herejía, especialmente porque es un disco que nunca sucedió “en la realidad”, sino que fue concebido en y para el estudio de grabación. La enorme y riesgosa tarea recayó en Gilles Martin, el hijo de George.

La grabación se había hecho –algo que parece increíble hoy– con sólo cuatro canales, por lo cual se hicieron muchas submezclas (es decir, se juntaron grupos de instrumentos en la misma pista, para liberar espacio en otras y seguir grabando). Afortunadamente, se conservó la mayor parte de las cintas con las primeras grabaciones, y George Martin dejó meticulosas notas sobre el complicado proceso. Gilles tuvo, por supuesto, acceso a todo eso, y se tomó el trabajo muy en serio. Es obvio que escuchó mucho la mezcla mono original, pero también la estéreo que casi todos tenemos en el oído. Y logró algo espectacular, una nueva mezcla que respeta mucho nuestra memoria auditiva, sin traicionar en nada a la obra original, pero que suena mucho mejor y permite captar una gran cantidad de detalles que antes era más difícil disfrutar.

La idea de “sonar mejor” es subjetiva, claro, pero aquí no se cambió nada de lo que estaba grabado, sino que se buscó una manera de que pudiera ser apreciado mejor. Los instrumentos que más ganan en esta nueva mezcla son la batería de Starr y el bajo de McCartney: la mezcla original estéreo dejaba muy atrás a la primera con sus paneos caprichosos, y le quitaba todo el punch que tenía la monoaural; el bajo ya se lucía en ambas mezclas originales –contra la costumbre previa, se grabó en muchos casos por último, haciendo uso de las novedosas “cajas directas” inventadas para este disco–, pero aquí está aun más presente. Basta escuchar los increíbles arreglos de “With a Little Help from My Friends” o “I’m Fixing a Hole” para comprobarlo.

Los puristas dirán que la mezcla mono es la única válida, y en parte pueden tener razón. Sigue sonando muy bien, aunque menos bien que otros discos de los Beatles. Esta nueva versión respetuosa, pero muy mejorada, le hace honor a la obra.

Además, como era de esperarse, la versión “de lujo” de la nueva edición tiene una cantidad de tomas alternativas y nuevas mezclas de “Penny Lane” y “Strawberry Fields Forever”, que según George Martin fue un error imperdonable no incluir en el LP.