Hace un mes se publicaron las nuevas bases de los Fondos Concursables (FC), y desde entonces comenzaron a enfrentarse distintas voces. Unas semanas después, la Dirección Nacional de Cultura (DNC) lanzó un Fondo Regional para la Cultura, destinado exclusivamente a postulantes residentes en el interior: ahora los aspirantes capitalinos ya no deberán realizar actividades fuera de Montevideo, de eso se encargará el reciente Plan Nacional de Circulación.

–¿Cómo surgió el Fondo Regional para la Cultura?

–La dirección creía que los FC debían enfocarse en la creación y la producción, y que era necesario suprimir el componente obligatorio de circulación. El año pasado eliminamos la obligación de hacer cuatro actividades públicas y gratuitas fuera de Montevideo, pero se mantuvo el fondo regional. Este año prohibimos la postulación de proyectos que incluyeran circulación. El complemento fue el Plan Nacional de Circulación, que pretende articular y generar actividades. Hay un plan piloto que se va a lanzar este mes, y que trabajará en el Corredor de los Pájaros Pintados (el litoral, de Artigas a Soriano). En agosto y setiembre se programarán actividades de teatro y música, e irán los premios nacionales de Literatura a presentar sus obras. En octubre irá el Festival Internacional de Artes Escénicas, y en noviembre, el Ballet Nacional del SODRE.

–¿Después comenzarán a articularlo con los ganadores de los FC?

–A partir de esta experiencia se va a empezar a articular a través de llamados. Y claro, los ganadores del Fondo, como contraparte, tienen que coordinar dos actividades con la DNC. La idea es que pasen a integrar este plan, dependiendo de sus cronogramas y sus contenidos. Lo importante es que este dinero, que es cada vez más escaso, se dedique a la producción, ya sea a montar más y mejor teatro, o a que la gente de la música pueda generar insumos para la difusión.

Con tantas contrapartes en términos de circulación, no les quedaba dinero para montar obras. Al hacer un llamado a la creación, la regionalización no tenía mucha razón de ser como parte de los FC. Incluso antes había un cupo de dinero para las regiones que luego, por la baja postulación, no se utilizaba totalmente y terminaba en Montevideo. No se cumplía el objetivo de la regionalización, que también implica democratizar los recursos en el territorio. Como complemento, cuando pensamos en este cambio decidimos crear un fondo específico para quienes residen en el interior, que es el Fondo Regional para la Cultura, con un llamado propio [abierto hasta fines de agosto], otras bases y otros jurados.

–¿Qué categorías incluyeron?

–Cinco: música, teatro, danza, artes visuales y memoria y tradición.

–¿Procesaron los cambios de las categorías en diálogo con este fondo?

–Exacto. Es decir, el interior sigue teniendo cupo, pero con un llamado propio. Porque es la mejor manera de proteger esos fondos y que queden allí. Ahora asignamos un millón de pesos por región, entonces, el específico para el interior es de seis millones, y el otro se mantuvo en 18 millones.

–¿Los proyectos del Fondo Regional pueden circular por Montevideo?

–Sí. En ese sentido, el Fondo Regional, como es nuevo, no carga con la reflexión y con la experiencia, y por eso mismo no tiene limitantes en la circulación o en la implementación de talleres; es totalmente abierto. Los que viven en el interior pueden postularse a este fondo y al de creación de los FC. Los proyectos van a ser evaluados en el territorio, y vamos a ir a hacer las actas con los fallos.

–¿Las giras de escritores y obras se suprimieron por el Plan de Circulación?

–Sí, la dificultad de este año fue que no logramos sacar todo junto y amalgamarlo: este fondo sale un mes después de los FC. A su vez, los FC también prorrogaron las inscripciones, y nos complicó el componente administrativo, pero la buena noticia es que le sumamos seis millones de pesos al quehacer cultural. Además, se introdujeron algunos cambios en el Fondo de Estímulo a la Formación y Creación Artística [FEFCA], también intentando incluir a los postulantes del interior, que no tenían un espacio tan definido. Y no estoy hablando de cuotas, sino de condiciones del llamado.

–¿Por ejemplo?

–Dentro de las becas a la formación, que antes eran para menores de 35 años y apuntaban a un nivel fuerte de profesionalización –y para las cuales casi no había postulación en el interior–, ahora se establecieron dos niveles: uno para artistas emergentes de hasta 35 años, en el que pueden participar personas que se estén formando en el interior y quieran profesionalizarse en Montevideo o en otro país; y otro que no tiene límite de edad: ahí pueden postularse personas que quieran hacer residencias o especializaciones. Entre el FEFCA para la formación, el FC para la creación, el Plan de Circulación (que viene un poco rezagado, pero viene) y este Fondo Regional, creo que terminamos de consolidar las políticas. El año pasado te decía que no podíamos descentralizar desde la calle Paraguay, y este año, con los Fondos Regionales, vamos a ir a las localidades a establecer las reuniones de evaluación.

–¿Y en cuanto a los recortes?

–En su momento fue difícil responder porque no teníamos este dinero [el de los Fondos Regionales] aprobado. A Danza, por ejemplo, se le recortó un millón de pesos en los FC, pero se destinaron al Fondo Regional, o sea que no se les recortó. La principal cuestión es la baja postulación que venía teniendo. Lo que se le planteó a la Asociación de Danza del Uruguay es que quizá la mirada no la deberíamos poner tanto en el recorte inicial –que en ese momento no podía explicar–, sino en qué pasa, porque el año pasado se presentaron cuatro o seis proyectos del interior del país y 13 de Montevideo, y sistemáticamente sobraba cerca de medio millón de pesos de la categoría. Además, pensamos atender a una disciplina como Artes Circenses y Títeres, con gente que hace más de diez años se venía postulando junto con Teatro. Queríamos generar un cupo, dentro de los FC de creación, para disciplinas con las que teníamos un debe fuertísimo, y tuvimos que recortar en otras que tenían muy baja postulación. Pero en el caso de Danza, ese recorte no era real. El problema, históricamente, fue que el dinero que sobraba del Fondo Regional terminaba en premios del Fondo Nacional, porque hay un sistema de bases en el que las menciones devienen premios. Ahora no va a suceder eso: el millón asignado para el interior no será destinado a montevideanos. Además, la Dirección de Cultura está impulsando el Plan Nacional de Danza, y el Instituto Nacional de Artes Escénicas tiene un tercio del presupuesto destinado a la danza; eso también es dinero.

–La categoría de Fotografía fue la que tuvo más recortes, y no se sumó a los Fondos Regionales.

–Con ella y con Diseño nos venía sucediendo algo similar: se presentaban pocos proyectos. A veces estos cimbronazos generan cosas, y no quiere decir que se mantengan para siempre. Estamos con un cambio fuerte en la categoría de Propuestas Editoriales [creada el año pasado], a la que también pueden presentarse proyectos de libros de fotografía, se genera una línea para relato gráfico. Es una categoría enorme, porque incluye a postulantes de otras que ya no están. Algunos dicen “ah, Propuestas Editoriales tiene cinco millones de pesos”, pero si sumo lo que reúne...

–¿A qué apuntaron con Investigación en Arte o Patrimonio?

–De alguna manera, nuclea a los proyectos que se presentaban en Memoria y Tradiciones, una categoría que terminó siendo un poco de todo, porque cosas muy diversas, desde una biografía hasta un recetario, se podían justificar como proyectos que investigaban sobre la memoria o la tradición. Casi todas terminaban en una publicación impresa o una muestra. Creemos que con el cambio impulsamos más los proyectos artístico-culturales, y no desaparece Memoria y Tradición. Después incluimos publicaciones de riesgo editorial, como la literatura infantil-juvenil, libros pop-up, publicaciones caras en las que los creadores se pueden ver limitados si no cuentan con una subvención. Obviamente, no es una categoría para presentar obras literarias, porque debe implicar un riesgo editorial. Pensamos que los cambios iban a ser muy bienvenidos, porque implicaban una subvención para producir, crear y profesionalizar. Y generar estos movimientos también es un riesgo para nosotros.