China, esa gran nación pujante a la que tantos gobernantes y economistas –progresistas, neoliberales, o los paradójicamente numerosos progresistas neoliberales– ponen como ejemplo y quieren abrazar afectuosamente, sigue presentando algunos problemas de relación entre sus autoridades y las libertades de expresión más básicas, pero la predisposición de sus jerarcas a censurar todo lo que las incordia no alcanza sólo a lo que consideran subversivo, inmoral, opositor o meramente inentendible, sino también a un inocente personaje literario creado hace casi un siglo y popularizado por el cine hace 40 años, que tuvo la desgracia de ser utilizado en risueños memes alusivos al actual timonel de ese país asiático. Nos referimos al siempre goloso y soñador osito Winnie Pooh, creado por el escritor inglés AA Milne en 1926 y convertido en estrella infantil para la generación X, en 1977, por una película de Disney.

El personaje –Winnie the Pooh en el original–, poético y amable, se inspiró en una gentil osa del zoológico de Londres, con la que jugaba el hijo de Milne, y con cuyo nombre fue bautizado uno de sus juguetes de peluche (por más datos, el niño se llamaba Christopher Robin Milne). Las historias meditativas del osito no fueron escritas necesariamente para un público infantil, e incluso se las ha leído como una representación occidental de la filosofía taoísta, pero no es el contenido de las canciones sobre nubes rosadas, la afición a la miel o la amistad con el tigre Tigger lo que ha maldispuesto a Winnie Pooh ante las autoridades chinas, sino algunos memes más bien inocentes, en los que se compara su figura, tal como fue representada en el film de Disney, con la del no demasiado estilizado presidente actual de China, Xi Jinping. Por ejemplo, una foto de Jinping caminando junto a Barack Obama, colocada junto a una imagen de Winnie y Tigger.

Esto ha determinado que cualquier mención al pequeño plantígrado o a su imagen sea automáticamente bloqueada en los sitios de internet con (relativo) acceso libre en China, en un acto de censura cuya intención es evitar que se utilice a Winnie como referencia velada para hablar de Jinping o criticarlo. Antes habían caído en desgracia términos aparentemente inocentes como “cangrejos de río” o “relojes”, que por su sonido en mandarín podían ser utilizados para referirse a políticas o consignas del gobernante Partido Comunista.