Si hay alguien ajeno a la familia Kardashian que realmente no debe necesitar en absoluto trabajar para vivir, ese es Matt Groening, ya que se calcula que tan sólo los derechos económicos producidos por Los Simpson le han aportado unos 500 millones de dólares. Pero el creador de la saga de Homero y familia, Futurama y la en su momento exitosísima tira diaria Life in Hell evidentemente es un personaje con inquietudes artísticas, y ayer el canal de streaming Netflix lanzó un comunicado de prensa anunciando que Groening creó para ellos una nueva serie animada llamada Disenchantment (desencantamiento). Una noticia formidable, si se tiene en cuenta que se cumplieron ya 20 años desde que el dibujante emprendió su último gran proyecto, Futurama, que ha tenido sus idas y venidas pero que no presenta nuevos episodios desde 2013, y cuyo regreso a la pantalla chica este año ya se había descartado.

La idea de Disenchantment tiene evidentemente que ver con el auge de Game of Thrones y su mundo legendario, pero en el plano de farsa y comedia propio de las creaciones de Groening; se trata de una historia de fantasía heroica sobre una princesa bebedora llamada Bean –que tendrá la voz de Abby Jacobson, actriz de la comedia de televisión Broad City– y sus compañeros, un festivo elfo llamado Elfo (en inglés es ligeramente menos redundante) y un demonio llamado Luci. La animación estará a cargo de Rough Draft Studios, la misma compañía que venía haciendo Futurama, de modo que seguramente haya cierta continuidad en el estilo visual. Aunque no se ha fijado con precisión la fecha de lanzamiento, Netflix la anunció para 2018, cuando estará disponible en dos tandas de diez episodios cada una.

Si bien se considera a Groening el padre soltero de la criatura, en realidad Los Simpsons fue un logro menos individual de lo que se cree, ya que la serie –originalmente un breve segmento animado en The Tracey Ullman Show– fue una idea del productor, guionista, comediante y director James L Brooks, quien, siendo un admirador de la tira Life in Hell, le encargó a Groening que desarrollara el corrosivo y doméstico sentido del humor de la tira en el formato de cortos animados sobre una familia. La historia posterior es conocida, pero aunque muchas de las características más propias de la serie y la personalidad de sus principales personajes son indiscutiblemente obra de Groening, el artista sólo escribió un puñado de episodios (esencialmente los primeros cortos y algunos programas de las primeras temporadas) en los 28 años durante los cuales la familia de Springield ha estado en el aire (y el contenido corrosivo de su concepción ha ido domesticándose bastante). Tuvo una participación más activa –que le implicó un serio estudio del lenguaje de la ciencia ficción– en la menos exitosa (pero, para su persistente culto, superior) Futurama, que a pesar de su temática más aventurera y exótica, estaba al mismo tiempo orientada hacia un público más adulto y presentaba aristas oscuras más similares –paradójicamente– a las de Life in Hell.

Es de imaginarse que Disenchantment estará más cerca del espíritu de Futurama que del de los ya un tanto agotados y excesivamente familiarizados Simpson, no sólo porque también se trata de una incursión en un género de ficción especulativa y fantasiosa, sino porque será la primera serie que Groening creará para un canal distinto del más bien conservador Fox, lo cual seguramente signifique una mucho mayor libertad temática para él, sobre todo teniendo en cuenta la gran autonomía que Netflix otorga a los nombres de importancia con los que hace producciones en conjunto. El propio Groening adelantó la orientación adulta de Disenchantment en el comunicado de prensa, asegurando que la serie “va a ser sobre la vida, la muerte, el amor y el sexo, y sobre cómo seguir riéndose en un mundo lleno de sufrimiento e idiotas, a pesar de lo que los ancianos sabios, los magos y otros imbéciles te digan”.