La ola de solistas que surgió en la movida tropical uruguaya a fines de los 90 parece haberse consolidado definitivamente. Figuras nuevas, surgidas en orquestas tradicionales o en agrupaciones de importancia, una vez alcanzado cierto nivel de popularidad y un crecimiento artístico considerable, se largan como solistas. En la actualidad, uno de los más importantes es Mariano Bermúdez, quien comenzó como integrante de Melómanos, la orquesta de Rolando Paz, pasó luego por La Revancha y luego decidió formar su orquesta, construyendo un estilo propio que no tiene por qué gustarles a todos, pero que sin duda tiene muchas virtudes y lo ha posicionado como uno de los artistas del momento. De ese estilo es una muestra clara Momentos plenos, su último trabajo.

Como suele suceder, la mayoría de las canciones de este disco tienen ya un largo recorrido principalmente en las redes, gracias a canales de difusión como el imprescindible Cerrito Plenero, pero las diferencias entre esas versiones y las de este disco son enormes, y beneficiosas, no sólo por la calidad del sonido (por ejemplo en el caso de los vientos), sino también, y sobre todo, por decisiones referidas al modo de cantar. En sus primeras grabaciones, Bermúdez (cuyo repertorio está formado en su mayoría por composiciones de otros artistas) escapaba al fraseo original y tenía cierta tendencia a engolar en exceso. En las versiones finales incluidas en el disco, todo lo que sobraba y empalagaba fue cambiado, y el resultado es una mejoría considerable.

La propuesta gira en torno a la plena, con tres líneas principales. Una es más ortodoxa, bailable, con mayor presencia de la percusión (en este caso, las pailas suenan más que las congas), se versiona sobre todo reguetón y viejas plenas grabadas por orquestas en los primeros años del género. En esta veta podemos encontrar lo mejor del disco: “Duele el corazón”, “Desde esa noche”, o “Sin contrato”. Otra línea es de plena más rápida, en la que los vientos tienen más presencia y a la que podríamos llamar “plena parodista”, por ser muy similar al tipo de canciones que usan los parodistas al terminar su actuación. Ejemplos son “La protagonista” o “Compañera”, que no alcanzan los niveles de calidad de las mencionadas antes, pero son más que interesantes. En tercer lugar, hay una plena más romántica y lenta, muy al estilo de Alex Stella, como “Mañana”, en la que se pierde un poco el estilo propio.

En la primera línea, Bermúdez demuestra que es uno de los mejores cantantes de plena actuales, con un swing particular y una forma de dialogar con los vientos y la percusión que pocos logran. La orquesta suena realmente bien, y se destacan todos sus integrantes. El formato más tradicional muestra una percusión certera y con sabor, y se apoya en unos vientos que deben estar hoy entre los mejores de las orquestas de plena. En “Paisaje”, complicada de versionar porque está muy asociada a las versiones de Gilda –muy difícil de superar– y Vicentico, el conjunto sale bien parado por la perfecta armonía plenera que tienen Bermúdez, los vientos, la percusión y el teclado, que lleva el swing en toda la canción.

Bermúdez, junto a Los Negroni, El Gucci, Diego Salomé, Vanesa Britos y La Sandunguera, entre otros, integra un grupo de artistas que le dio a la movida tropical un nuevo aire con ideas frescas, recuperando a la vez mucho de su tradición. A los nombres valiosísimos de los ex Karibe con K, Sonora Borinquen, Paz, Elías, Martín Quiroga, Marihel Barboza y La Cumana se agregan propuestas diversas, que otra vez hacen vivir a la plena un momento fermental. En el debe podría quedar la composición propia, pero seguramente eso irá cambiando. Será cuestión de ver hacia dónde va la cosa, pero por el momento goza de buena salud.

Momentos plenos

De Mariano Bermúdez. Montevideo Music Group, 2016.