Alberto Restuccia, uno de los fundadores de la vanguardia escénica de los años 60, dramaturgo transgresor que ha llevado a escena, a lo largo de más de medio siglo, obras experimentales y rupturistas, dará un curso en la Facultad de Información y Comunicación (FIC) a partir de este jueves.

Hace unas semanas, esta figura excepcional –que llegó a interpretar Artaud en Latinoamérica (1979) en una función exclusiva para el filósofo Jacques Derrida–, escribió un mensaje en su cuenta de Facebook afirmando que se encontraba en la indigencia. A partir de ese pedido de auxilio se organizaron espectáculos de humor y otras actividades para paliar la compleja situación de un actor sin jubilación. En este contexto, una ex alumna y docente de la FIC, Helvecia Pérez, vio cuando Restuccia interpretó un poema sobre su propia desgracia en un slam de poesía y se le ocurrió hablar con él para hacer posible este curso.

A mediados del siglo XX, el teatro del absurdo se posicionó como un espacio consagrado a la provocación y el desafío, y habilitó nuevos relatos y lecturas sobre la realidad y su construcción social, aunque a veces autores centrales de esa corriente, como Samuel Beckett, configuran, más que postulados absurdos, un realismo atroz desde el que detonan el lugar común.

Restuccia, autor y director de Esto es cultura, ¡animal! (1979) y sus variantes (como Eso fue locura, ¡anormal! –1981–), adelantó a la diaria dos ejes temáticos que darán comienzo a los encuentros: por un lado, la incomunicación, que tanto en el teatro como en el cine ha sido uno de los disparadores centrales, y por otro, la sobreinformación “que genera la tecnología en la actualidad”. A estos postulados los diseccionará a partir de la conocida premisa que William S Burroughs propuso en su libro La revolución electrónica (1970), en el que postulaba que “liberar al virus contenido en la palabra podría ser más peligroso que liberar la energía del átomo. Porque todo el odio todo el dolor todo el miedo toda la lujuria están contenidos en la palabra”. Así, avanzará hacia el teatro del absurdo como planteo sociopolítico –posterior a la Segunda Guerra Mundial–, y el impacto que generó en el escenario y el cine, ilustrando esa trayectoria con fragmentos de películas de Michelangelo Antonioni, Federico Fellini y Pier Paolo Pasolini.

El siguiente módulo ya propone un análisis semántico de textos emblemáticos del teatro del absurdo, como Esperando a Godot, de Samuel Beckett (1953), y La cantante calva, de Eugène Ionesco (1950); luego se trabajará el género vinculándolo con la era de la incomunicación, el análisis del lenguaje y la incorporación de autores como Michel Foucault, Michel Onfray, Umberto Eco y Zygmunt Bauman. A esto se sumará un análisis que les puede resultar cercano a los estudiantes o egresados de la FIC: el de la influencia de la publicidad y el marketing en la vida cotidiana contemporánea. “También se estudiarán conceptos como la nada, la espera y el vacío, objetos de observación en el budismo zen, y la metodología consistirá en exposiciones teóricas y ejercicios prácticos”, explicó el docente. Además, entre los trabajos audiovisuales seleccionados se encuentra la única incursión de Beckett en el cine, el célebre corto experimental Film (1965), dirigido por Alan Schneider, escrito por el dramaturgo y protagonizado por el estupendo Buster Keaton.

Consultado sobre la reconfiguración contemporánea del teatro del absurdo, Restuccia señaló que se fundieron conceptos de dos mesías de las tablas como Brecht y Artaud, por ejemplo en obras de Peter Weiss como Marat-Sade (1964). En ese camino, cree que en el teatro uruguayo han surgido autores jóvenes “que presentan indicios de la resaca del teatro del absurdo”, como Sergio Blanco, Santiago Sanguinetti y Gabriel Calderón.

El curso será todos los jueves de 19.00 a 22.00, sumará un total de 20 horas, y su costo es de $ 1.200. Por más datos se puede consultar en la FIC (24138020/21/22).