Además de ser bicampeón mundial de físicoculturismo y pianista autodidacta, Antonio Osta se convirtió en Sebastián, el artista que creía en el trabajo duro, el esfuerzo y la pasión. Así lo conoció la mayoría: desde su coprotagónico en Clever (2015), de los directores Federico Borgia y Guillermo Madeiro, Osta construyó un personaje inigualable, empecinado en gambetear la mediocridad. Y así lo recordaron todos cuando ayer circuló la noticia: a los 43 años, y mientras participaba en unas jornadas sobre físicoculturismo en México, falleció a causa de una insuficiencia renal.
Clever, mezcla de drama, comedia absurda y road movie, seguía a un profesor de artes marciales (Hugo Piccinini) obsesionado con pintar su Chevette para una competencia de tuning, que decidía buscar a un físicoculturista y pintor (Osta), autor de un decorado que lo había alucinado. El film fue uno de los éxitos populares de 2016, recibió premios locales e internacionales y, posiblemente, labró un reconocimiento pendiente para Osta, ganador de títulos mundiales en Rusia (2006) y Lituania (2008).
Piccinini, que también fue su compañero de rodaje en la segunda temporada de El hipnotizador (HBO Latinoamérica), dice que, si bien hay ciertas similitudes entre Sebastián y la vida real de Osta (ambos físicoculturistas de un pueblo chico del interior), hubo una composición de personaje y “un trabajo muy naturalista”. Luego de que Osta se presentó al casting, entre Borgia y él le acercaron consejos actorales, o “una suerte de curso acelerado para que tuviera algo en qué apoyarse. Y con eso salió a la cancha, porque él tenía muchas ganas de hacerlo”.
El año pasado, Borgia y Madeiro –que últimamente habían comenzado a rodar un documental sobre la vida de Osta, El campeón del mundo– evocaron (ver www.ladiaria.com.uy/UOv) que empezaron buscando “forzudos que se animaran a actuar”.
“Un día nos juntamos a comer una pizza con él y su novia del momento, y quedamos muy entusiasmados con lo que vimos sólo hablando”, contaron. Aunque, antes de conocerlo, los inquietaba que fuera de Cardona. “Era un papel complejo, con mucho diálogo, y no suele haber físicoculturistas que sean actores. Hay tipos con talento, pero me imaginaba que había que darle mucho entrenamiento y me parecía que trabajar con alguien del interior, que tuviera que venir a ensayar, podía transformarse en un problema. Pero cuando lo vimos estaba tan despegado, tan despegado, que no lo dudamos”.
Para Borgia, Osta era alguien que actuaba de manera natural. La primera vez que lo probaron, “la rompió”: se sentó al piano y comenzó a relatar la historia de cómo fue salir campeón mientras “estaba solo en Rusia, sin nadie con quién festejar. Y todo esto mientras tocaba el piano; nos pareció alucinante”. Sin embargo, al principio Borgia pensaba que Osta “no tenía nada que ver”, con el personaje, porque Sebastián “es más un loser que está en un pueblo y que vive con la madre, y este tipo salió campeón del mundo y tenía un ego importante. Pero después de que lo conocimos un poco más, nos dimos cuenta de que era un loco de pueblo y tenía esa dualidad entre el arte y el físico. Tenía muchas más cosas en común con el personaje que lo que parecía a primera vista. En realidad, no se reformuló tanto en lo profundo como en lo visual, porque nos habíamos imaginado un tipo más delicado, con rasgos más de nerd. Y Osta podría perfectamente hacer de mafioso italiano en una película”.
Otro retrato lo ofrece el productor ejecutivo, Francisco Magnou: dice que, cuando lo encontraron, para ellos fue “como una joya”. Cuenta que ya tenían un guion con un personaje definido, a lo que él aportó “mucho más que lo que ya habíamos logrado. Este hallazgo fue una ganancia en todos los sentidos, porque en esa búsqueda no habíamos dado con algo que nos desafiara o que nos sorprendiera, y cuando apareció Antonio nos llenó de expectativas”. Para él, el proceso de filmación se convirtió en una experiencia “muy linda”, “porque él era bastante impredecible”, a la vez que “siempre hacía aportes que resultaban muchísimo frente a la cámara. Y lo bueno era que se trataba de alguien que no pertenecía al mundo de la actuación; más bien respondía a otras realidades, otras expectativas”.