El tercer eje del Congreso Nacional de Educación abarca los temas educación, diversidad y diversificación, y refiere a la inclusión de todos los estudiantes sin discriminación alguna y a la diversificación de los formatos educativos, tanto en lo que tiene que ver con la educación formal como con la no formal. El documento que el congreso propone como disparador del debate reconoce que la Ley General de Educación implementó varias líneas transversales, como la educación artística, la educación sexual y la educación ambiental para el desarrollo sustentable, que, sin embargo, “han tenido grados de desarrollo dispar. Se espera que este Congreso dé la discusión sobre dichos niveles de avance, así como las propuestas que permitan la consolidación de cada una de estas líneas”.

Respecto de las propuestas educativas inclusivas, el texto propone que en el congreso se planteen aportes “que permitan problematizar la práctica de separar la diversidad, para trabajar en educación y convivencia”, en referencia, por ejemplo, a la educación especial entre otros formatos. Se refiere también a acompañar las trayectorias educativas, “realizando ajustes razonables que impliquen: la generación de formatos, adaptaciones, entornos accesibles y sistemas de apoyos que respondan a la diversidad de necesidades, franjas etarias, situaciones de discapacidad y proyectos de vida de las personas. En este sentido, la sociedad toda tiene por delante la tarea de hacerse cargo de las situaciones de exclusión que ella misma genera. Se espera de este Congreso que aporte a la identificación de estas situaciones y genere propuestas sobre cómo mejorar el proceso por el cual nuestra sociedad reconozca, respete y promueva su diversidad”.

El documento, elaborado por representantes de la Asamblea Técnico Docente de UTU, por la inspectora nacional de Educación Especial de inicial y primaria, Carmen Castellano, y por representantes de UTU y la Universidad Tecnológica, plantea que, si bien actualmente existen recursos que buscan adaptar el sistema a las necesidades de las personas, “la cuestión radica en cómo asegurar que los mismos lleguen a todos, ya sea para revincularse al sistema como para mantenerse en él”.

Algunos de los formatos que permiten adaptar el sistema a requerimientos educativos y sociales son los que amplían el tiempo pedagógico en primaria y en la educación media básica (escuelas y liceos de tiempo completo o extendido). Pero el documento plantea que en esos casos existe “la dificultad de equilibrar las propuestas educativas de forma que puedan responder a diversas áreas de interés, contando con los recursos requeridos para ello”. También menciona las escuelas Aprender en Primaria, el plan de Formación Profesional Básica y el programa Rumbo de UTU.

Desarrollo productivo y nuevas tecnologías

Otro de los debates planteados en el documento tiene que ver con cómo el Sistema Nacional de Educación Pública proyecta sus nuevas formaciones. Asegura que se toman en cuenta “las demandas del desarrollo productivo del país, en articulación con el mundo del trabajo”. Pero aclara: “Sin embargo, no son los únicos aspectos que se toman en cuenta, pues los fines de la educación son más amplios”. Y deja, como labor para el congreso, “ubicar cuáles son los intereses de los sujetos para la construcción de la oferta educativa, y cómo la educación puede ser receptiva y dar respuesta a los mismos”. “El desafío radica, entonces, en definir cómo articular esos tres aspectos a la hora de cambiar y ampliar la matriz de la oferta educativa, asegurando un debate amplio entre los actores involucrados que permita recoger la producción de saberes que se desarrolla en y desde los territorios para que sea incorporada o reconocida por el sistema educativo”, continúa.

Otra discusión planteada es el uso de las nuevas tecnologías en los ámbitos educativos, en particular para promover la educación a distancia, lo que, según el documento, “conlleva una serie de debates tales como: la pertinencia de la oferta educativa que se pueda desarrollar a distancia (formatos de semipresencialidad, etcétera); el rol de los educadores en tanto mediadores de los aprendizajes, las personas y sus expectativas de desarrollo; cómo garantizar la socialización mediante el fomento de los vínculos interpersonales por sobre el vínculo mediado por la tecnología; entre otros”.

En ese sentido, el documento parte de la base de que la tecnología existe inevitablemente e invita a los participantes en las asambleas a debatir sobre su uso: “Dada la presencia inevitable y necesaria de la tecnología en la sociedad actual, sería pertinente reflexionar sobre su uso y el vínculo con el aprendizaje en los diferentes entornos, ya sea en la familia, en el centro educativo o en cualquier otro ámbito de la sociedad. Otra tensión que emerge refiere a cómo responder desde la educación a los desafíos que en el mediano y largo plazo la sociedad debe enfrentar, producto de la ineludible transformación en el mundo del trabajo debido a los avances tecnológicos”.