Ayer falleció John Ashbery, uno de los poetas estadounidenses más influyentes, incluso en la producción contemporánea europea, por su personal y compleja apuesta lírica. Ganó todos los premios importantes de Estados Unidos, como el Pulitzer (por su libro Autorretrato en espejo convexo, de 1975), el National Book Award y el National Book Critics Circle Award.

Fue uno de los grandes mitos de la lírica de su país. Nunca optó por explicar sus versos, pero opinaba que la esencia era saber escuchar: “La lengua que me rodea, el habla de la calle... eso es lo que siento que es importante. Me resulta muy interesante y conmovedor ver cómo los estadounidenses intentan comunicarse y fracasan. Creo que no hablan como otra gente, se atascan más y a veces no acaban las frases, las dejan en el aire para que otro complete sus pensamientos. Esto también ocurre en mis poemas”.