Desde sus orígenes coloniales, Montevideo y Buenos Aires mantienen una histórica relación que, en cuanto a las variantes de la literatura, ha vivido múltiples transformaciones, que han ido desde la inclusión en la ficción, a cargo de escritores como Jorge Luis Borges, Roberto Arlt –en Aguafuertes cariocas, 2013– y Juan Carlos Onetti, y contemporáneos como Fernanda Trías y Pedro Mairal; hasta el tránsito constante que impusieron el rosismo, las dictaduras militares de uno y otro lado del río o, simplemente, las posibilidades laborales. El 24 de abril del año que viene, cuando se inaugure la 44ª Feria Internacional del Libro (FIL) de Buenos Aires, Montevideo será la ciudad invitada de honor.

La directora de Cultura de la Intendencia de Montevideo (IM), Mariana Percovich, dijo a la diaria que el gobierno departamental aceptó con gusto la propuesta debido a la importancia de la FIL como vitrina internacional, que antes ya había sido explorada por la Cámara del Libro de Uruguay, el programa Books from Uruguay del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), editoriales de creación relativamente reciente, escritores “que comienzan a tener una venta importante en Buenos Aires” o el Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires, que se desarrolla en ambos países: “Lo que hacemos es seguir una tendencia y tratar de que, con esta aceptación y esta fuerza que hace Montevideo, se construya un puente todavía más sólido. Porque se trata de hacer puentes, de proyección y de turismo cultural, pero sobre todo estamos pensando en fortalecer las posibilidades de los escritores en la región, y a su vez la mirada y el foco que podemos poner en la lectura montevideana. Y por eso también nos apoyará económicamente el MEC, como ha hecho con [la participación en ferias del libro internacionales de] Guadalajara o La Habana; AGADU [Asociación General de Autores del Uruguay] ya se comprometió y otros se sumarán, sin duda, porque todos creemos que se trata de una ventana importante”, precisó.

En cuanto a la programación, la directora anunció que reflejará la mirada “estratégica del Departamento de Cultura, que tiene que ver con la perspectiva de género transversal, con dar una ventana y un lugar a las mujeres de nuestra literatura, de la ilustración, del mundo editorial. O sea, darle un mayor lugar a la mujer, algo que por la presunta selección natural no ocurre. Y también descentralizaremos la mirada, en el sentido de que no sólo iremos a lo más hegemónico, sino también a lo alternativo, lo joven, lo raro; esas otras miradas sobre lo literario”.

El dramaturgo, escritor y periodista Gabriel Peveroni, curador de la programación montevideana, le comentó a la diaria que el periodista argentino Rodrigo Fresán define a Montevideo como una ciudad unplugged, desenchufada, y que esa es la concepción que se pretende presentar en el stand de la FIL –que ocupará 300 metros cuadrados–: se pensará como una instalación que aluda a Montevideo en sus referencias icónicas, como la rambla, y por eso se concebirá como una plaza abierta, con espacios para distintas actividades, generando un lugar amigable para los que circulen. “Ya que la mayoría de los puestos tienden a acumular la mayor cantidad de libros posible, en este caso vamos a intentar darle un respiro”, explicó.

En cuanto a la programación, Peveroni adelantó que se contará con la posibilidad de desarrollar una nutrida agenda propia, y que parte de lo que se busca es potenciar la larga tradición de vínculos entre la literatura argentina y la uruguaya, visibilizar a los autores y, en algunos casos, homenajearlos. Habrá un eje de las actividades dedicado a la figura de Mario Levrero, porque “en los últimos 20 años es el escritor más relevante dentro de Uruguay, con proyección en Argentina y América Latina”; y otro será “la mujer y la poesía”, con una muestra de autoras destacadas del siglo XX, como Delmira Agustini e Idea Vilariño, y también de escritoras contemporáneas, que presentarán performances y lecturas. En esta línea habrá también dos homenajes, a Ida Vitale y Cristina Peri Rossi.

A su vez, se enfatizará no sólo la producción reciente, sino también aquella que tenga cierta pertinencia específica en el marco de los vínculos editoriales entre Uruguay y Argentina: por ejemplo, en diciembre la editorial Conejos lanzó en el país vecino Conversaciones con Mario Levrero (2008), de Pablo Silva Olazábal; en julio Daniel Mella publicó El hermano mayor (2014) en Eterna Cadencia, y Gustavo Espinosa está en tratativas para reeditar su primera novela, China es un frasco de fetos (2001, escrita diez años antes), en Alto Pogo. En ese sentido, el curador anunció que se va “a intentar servir de apoyo a estos escritores, entre los que también están Felipe Polleri, Ercole Lissardi, Fernanda Trías y otros que allá no son muy conocidos. Y también pensamos establecer un tercer eje sobre novelas montevideanas, que tengan a la ciudad como escenario”.

En lo que tiene que ver con las artes escénicas, se tendrá en cuenta la creciente repercusión fuera de fronteras de dramaturgos como Sergio Blanco, Gabriel Calderón, Marianella Morena y Santiago Sanguinetti, y se planifica trabajar, en conjunto con la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático, lecturas y semimontajes en torno al escritor, artista visual y mártir estudiantil Ibero Gutiérrez, en sintonía con diversas actividades dedicadas al cincuentenario del Mayo del 68.

En forma paralela, habrá, entre otras cosas, una convocatoria abierta, con jurado externo, para que escritores uruguayos presenten propuestas de performances y otras actividades de una hora de duración. Se harán además espectáculos musicales (en esta línea se piensa en seleccionar artistas vinculados con lo literario o que musicalicen poesía); exposiciones de fotografía vinculadas con el libro (Peveroni considera que dos publicaciones relevantes de los últimos años fueron Rambla, de Aguaclara, y Rambla Sur (1923-1935), del Centro de Fotografía –CdF–). También se organizarán homenajes a dos escritores fallecidos con gran popularidad en Argentina, Mario Benedetti y Eduardo Galeano: “Esto es algo que se pide, como también se pide que se haga algo con Espinosa, porque la Fundación El Libro [organizadora de la FIL] busca que se incluyan propuestas contemporáneas, y ellos conocen muy bien el campo literario uruguayo”, comentó Peveroni.

Las actividades se extenderán a lo largo de los 20 días de la FIL, con dos o tres propuestas diarias y la participación en numerosas instancias de la feria internacional, como el Festival de Poesía, las Jornadas de Educación o Zona Futuro, un espacio que se instaló hace seis años, dedicado a las nuevas estéticas, tendencias y tecnologías relacionadas con el libro y la lectura.

Para esta nueva edición de la FIL llegará por primera vez a Buenos Aires el novelista y cuentista Richard Ford, autor de una reconocida y muy estadounidense narrativa, y una de las figuras fundamentales de las letras desde mediados de la década de los 80. Creador del conocido personaje literario Frank Bascombe (escritor fracasado, ex periodista deportivo y actual agente inmobiliario), ganó los premios Pulitzer y Faulkner por El día de la independencia (1996), una obra en la que, a partir de cuatro jornadas en la vida de Bascombe, Ford enfrenta a ese antihéroe con nuevas aventuras. Y volverá su coterráneo Paul Auster: el celebrado autor de la Trilogía de Nueva York ya había participado hace tres años, cuando conversó con el sudafricano y premio Nobel JM Coetzee sobre la correspondencia que mantuvieron de 2008 a 2011, que se reunió en Aquí y ahora (2012). Auster acaba de publicar su nueva y esperada novela, 4 3 2 1, en Seix Barral, un trabajo de casi 1.000 páginas que tiene como marco la época en la que se desató la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, y que el periodista argentino Fresán definió como “nueva, monumental y algo sorpresiva”, al tiempo que apuntó que el escritor “sucumbe al inextinguible encanto de intentar su propia Gran Novela Americana”.