Como ya se han dedicado a recordar en el fin de semana tantos directores, actores y seguidores, el viernes, a los 91 años, falleció el histórico Harry Dean Stanton, el intérprete flaco y desgarbado que trabajó en la pantalla grande a lo largo de más de 60 años. Su gran momento le llegó en 1984, cuando protagonizó la obra maestra de Wim Wenders –con guion de Sam Shepard–, Paris, Texas, aquella mezcla de western y road movie acerca de un tipo que decidía emprender un viaje impredecible junto a su hijo, en medio del infernal desierto de Texas, para intentar dar con la esposa que lo había abandonado.

Estudió radio y periodismo, se dedicó a cantar y a tocar la guitarra y la armónica, y durante la Segunda Guerra Mundial fue cocinero de la Armada. Antes de convertirse en un actor de culto, Stanton comenzó a trabajar a mediados de los 50 en papeles secundarios: después de su primera aparición, tan breve que ni siquiera se lo incluyó en los créditos (El hombre equivocado, de Alfred Hitchcock, 1956), estuvo en La leyenda del indomable (Stuart Rosenberg, 1967), al lado de Paul Newman, y en la celebrada Two-Lane Blacktop (Monte Hellman, 1971). Con los años comenzó a destacarse, de la mano de importantes directores como Sam Peckinpah (en Pat Garrett y Billy The Kid, 1973), Francis Ford Coppola (fue un agente del FBI en El padrino II, de 1974), Ridley Scott (Alien, 1979), John Huston (interpretó al predicador de Sangre sabia en 1980) y John Carpenter (como Brain Hellman en Escape de Nueva York –1981– y el investigador en Christine –1983–), Alex Cox (Repo Man, 1984) y Martin Scorsese (encarnando al apóstol Pablo en La tentación de Cristo –1988–). En 1990 trabajó por primera vez con uno de los directores que siempre lo tuvieron entre sus elegidos, David Lynch. Después de Corazón salvaje, Stanton se sumó al elenco de Twin Peaks: El fuego camina conmigo (1992), Una historia sencilla (1999), Imperio (2006) y la serie Twin Peaks: el regreso, este año.

Ahora, con su muerte, y poco antes de que se estrene su último trabajo, Lucky (dirigida por el actor John Carroll Lynch), varios recordarán el documental sobre su carrera, Harry Dean Stanton: Partly Fiction (Sophie Hubert, 2013), en el que Shepard decía que era “uno de esos actores que saben que su rostro es parte de la historia” y David Lynch le preguntaba cómo quería ser recordado. “Me da igual”, respondía, impávido.