Siempre popular, pero frecuentemente subestimado por la crítica culta, que lo consideraba un autor de género (aunque no estuviera muy claro de cuál) y desconfiaba del entusiasmo que despertaba en la generación hippie (con la que en realidad no tenía muchos puntos en común, más allá de su desbocada imaginación y su pensamiento antiautoritario), el escritor estadounidense Kurt Vonnegut Jr (1922-2007) –autor de novelas tan inclasificables y bellas como Las sirenas de Titán (1959), Madre Noche (1961), Matadero 5 (1969)– no sólo se ha ido ganando su lugar como uno de los mayores escritores de la segunda mitad del siglo XX, sino que sus textos siguen siendo tan exitosos y actuales como hace 40 años. Recientemente, y como homenaje al autor, en la ciudad de Dresde (Alemania) se instaló un recorrido turístico que acompaña a los visitantes a los lugares que aparecen en Matadero 5, comparando las descripciones del escritor con la actualidad de la urbe, completamente reconstruida. Dresde fue arrasada por un bestial e innecesario bombardeo aliado durante la Segunda Guerra Mundial, en una de las mayores masacres civiles sufridas por los alemanes. Vonnegut, entonces prisionero de guerra recluido en la ciudad, fue testigo de la matanza y la narró elípticamente en el libro (que también tiene elementos de ciencia ficción), considerado generalmente la mayor de sus obras y responsable en buena medida de haber hecho conocer en Occidente esa página oscura de la historia reciente.

Una década después de su muerte, la editorial independiente Seven Stories Press anunció la publicación de un extenso volumen que recopila la totalidad de los 97 relatos escritos por Vonnegut, incluyendo cinco de ellos que habían permanecido inéditos (uno de estos últimos fue adelantado en la última edición de la revista The Atlantic). La obra del autor en este terreno es en general de menor importancia y mayor carácter humorístico que sus novelas, pero, además de las novedades, la posibilidad de repasarla en su integridad es todo un acontecimiento literario. Los cuentos fueron escritos a principios de los años 50, cuando Vonnegut abandonó su trabajo como publicista de General Electric para dedicarse por completo a la literatura. Los descubrieron Jerome Klinkowitz y Dan Wakefield, estudiosos de la obra del escritor que fueron amigos suyos, y la edición contará con un prólogo de uno de los más talentosos admiradores de Vonnegut, el escritor Dave Eggers.