Pope es el apodo del músico que lleva el muy uruguayo nombre de Ariel Pérez, y que se presente como Pope en Banda indica que, si bien es el compositor, director musical y cantante del grupo que integra – junto con el percusionista Ignacio Alonso y el bajista Manuel Mendizábal–, este no deja por ello de ser un grupo. Urvbanidad, escrito así por motivos que no se deducen con facilidad, es su debut discográfico, tras un tiempo más que adecuado de decantación y participación en espectáculos. Entre estos, y dando sólidas pistas sobre las señas de identidad de la propuesta, los que se han realizado en el teatro Victoria bajo el nombre De generaciones, con producción colectiva. En ellos se han reunido artistas que tienen en común la referencia a quienes, desde la aparición de Los Que Iban Cantando a fines de los años 70 hasta la elogiable persistencia de Asamblea Ordinaria, han formado una corriente muy típica de nuestro país, combinando en líneas generales intenciones de conciencia crítica, originalidad y autoexigencia en la producción de textos y músicas, y debiéndole mucho –directa o indirectamente, y desde el alineamiento o la discrepancia– a la prédica durante décadas del musicólogo y docente Coriún Aharonián.

Ese territorio, al que pertenecen de algún modo desde Leo Maslíah hasta Rubén Olivera, desde Ney Peraza hasta Ernesto Díaz, y desde Jorge Bonaldi hasta Fernando Cabrera, es por eso mismo bastante amplio y diverso. Dentro de él, Pope en Banda tiene algunas características propias y notorias. Por ejemplo, la frecuencia de melodías muy logradas, con una variedad de arreglos musicales que, sin perder en ningún caso calidad, abarca lo explícitamente “extraño” pero también sonoridades más fáciles de reconocer, incluyendo lo rockero y lo folclórico (e híbridos como el de “Relaciones”, que tiene algo de murga y algo abrasilerado, con un texto cuyo formato no se asocia de costumbre con esas referencias). O una similar variedad temática, que no elude las canciones de amor y de desamor, ni otras de comentario político o social, pero que agrega a la paleta, por ejemplo, “Anti anti”, una crítica a la medicalización con versos que enumeran nombres genéricos o comerciales de fármacos, como una especie de vademécum por milonga, y el elocuente estribillo “Control médico recomendado. Ante la duda compre”.

También hay, en las letras, un prolijo cuidado de las formas y una inusual amplitud de vocabulario (rimando, por ejemplo, “intelecto” y “trayecto”, o insertando, en la enumeración de “Capitalismo autobiográfico”, frases como “junto puntos, junto metros / junto millas y abis / y los restos del cannabis / que alguien no se fumó”); así como ciertas dosis poco frecuentes de audacia en los contenidos, ya sea mediante opiniones políticas bastante directas (sin las dosis de alusión y disimulo que, actualmente, suelen emplear los compositores de canciones poco deseosos de que los consideren radicales o anacrónicos) o al referirse, en “Bienvenida al mundo”, a la violencia de una madre contra su hija, que no es precisamente la forma de violencia en los hogares más mentada en estos tiempos. Es una lástima que, por criterios de diseño, las letras no sean fáciles de leer.

En relación con la corriente histórica en la cual se inscribe, Pérez es de los que menos recurren a lo expresamente humorístico, y cuando se acerca al humor lo hace en forma muy asordinada o mediante la descripción sin comentarios de contradicciones o absurdos en la realidad. Esta característica, sumada a la evidencia de que se pensaron mucho las composiciones y sus arreglos, contribuye a que quizá el riesgo mayor en la comunicación con el público sea que se etiquete a Pope en Banda como una propuesta excesivamente “intelectual”, pero el contrapeso está en que la música, a menudo y claramente, es gozosa y gozable.

La voz de Pope no es lo que típicamente se considera “una linda voz”, con un registro ladeado hacia los agudos y relativamente poco “cuerpo”, pero él la usa bien, y logra una expresividad interesante, con variantes adecuadas a la diversidad de las canciones. El grupo mantiene solvencia y precisión en su recorrida por composiciones muy distintas, con enriquecedoras participaciones de Ramiro Hernández en bandoneón y de varias voces adicionales. En suma, Urvbanidad resulta un disco con numerosos atractivos, sumamente meritorio como debut, y que abre fundadas expectativas en relación con el futuro de Pope en Banda.