Ficha

"Es fácil desviarse. Conversaciones con Alberto Mandrake Wolf", de Mauricio Bosch. Montevideo, Estuario, 2017. 211 páginas.

El 2017 fue un año muy productivo para Alberto Mandrake Wolf: publicó Mandrake y Los Druidas, la carta de presentación de su nuevo grupo que, junto al tema “Estos son los días”, fueron elegidos por la diaria como disco y tema del año; su único disco solista, Primitivo, de 1993, fue reeditado en Argentina por el sello Los Años Luz Discos, lo que resultó en una serie de presentaciones en Buenos Aires, La Plata y Rosario, junto a Ney Peraza; y Estuario Editora publicó Es fácil desviarse. Conversaciones con Alberto Mandrake Wolf, un libro de Mauricio Bosch en el que autor y entrevistado repasan sus 30 años de carrera.

Es fácil desviarse se presenta como una entrevista en formato libro, un estilo que guarda cierta relación conceptual con Jaime Roos. El sonido de la calle (1987), de Milita Alfaro. Sin embargo, Bosch también apeló a otros estilos periodísticos: crónicas de recitales –en las que se destaca una excelente descripción del ambiente que se genera en un bar durante una presentación solista de Mandrake–, reseñas de discos y chats de Facebook, que define como “una gran herramienta periodística”.

El libro surgió a partir de tres años de encuentros, en los que el músico y el autor repasaron los 13 discos y recordaron el contexto de creación de cada uno. Lo interesante es que en Es fácil desviarse el lector puede sentir un verdadero ambiente de intercambio, en la medida en que las entrevistas se transforman en una charla de amigos y la informalidad toma protagonismo. Esto se debe a que el vínculo entre Bosch y Wolf es el de una amistad que data de hace más de 20 años, cuando el autor decidió tomar clases de guitarra, lo que confirma que Bosch forma parte de la historia del músico. Un ejemplo de esto es la gestación del álbum Hay cosas que no importan (2005), que surgió como maquetas de guitarra y voz que fueron grabadas por Mandrake en la computadora de Bosch. Además de enriquecer la lectura, esta proximidad genera una ventaja adicional: al conocer de cerca al personaje principal, en varios capítulos Bosch logra complementar la anécdota al ir recordando el contexto de creación de los discos.

Merece especial destaque el capítulo “La era del hielo”, que describe las condiciones de grabación del único álbum solista de Mandrake, Primitivo (1993), que se grabó en escasas 30 horas e incluye clásicos como “Cococho”, “Corazones musicales”, “Mi cardenal colorado” y “La de al lado”. Gracias al sonido íntimo y despojado que transmiten la voz y la guitarra acústica, el álbum se transformó en un eslabón esencial de la carrera de Wolf, aunque al ser consultado sobre el contexto de creación el músico lo definió como “un manotón de ahogado”, ya que por falta de dinero ningún sello estuvo interesado en grabar a Los Terapuetas (el clásico grupo de Mandrake que está en pausa desde Los candombes, su álbum en vivo de 2015).

Otro de los momentos destacados se encuentra en el capítulo siguiente, “Milagro de carnaval”, en el que el músico y el autor conversan sobre el surgimiento de Nada de cosas raras (1997), un disco que cruza canciones inéditas con versiones de temas anteriores, y que llegó a consolidar a Los Terapeutas –especialmente a la figura de Wolf como compositor– gracias al tema “Amor profundo”, que luego Jaime Roos versionó para abrir su exitoso disco Contraseña (2000). En este apartado también se describe en detalle el arduo trabajo que permitió alcanzar la profesionalización del grupo; y el éxito de Nada de cosas raras, que derivó en un contrato por tres discos con Sondor, del que nacieron los clásicos Amor en lo alto (2002), Hay cosas que no importan (2005) y De (2009).

Por último, Es fácil desviarse permite comprender que, en sus más de 30 años de trayectoria, la figura de Wolf ha sido esencial en la escena musical uruguaya a partir de la década de 1980. Para entender mejor esta idea hay que tener en cuenta que el primer álbum de Los Terapeutas fue editado en 1984, a medias con El Cuarteto de Nos (El Cuarteto de Nos / Alberto Wolf, con una cara para cada uno, tanto en el vinilo como en el casete); que Mandrake compuso la música del tema “Himno de los conductores imprudentes”, de Los Tontos –piedra fundamental del rock posdictadura–; y que Los Terapeutas tocó junto a Eduardo Mateo en la última etapa de su vida –incluso el 16 de mayo de 1990, fecha en que murió Mateo, tenían previsto estrenar un espectáculo en el que también iba a participar Fernando Cabrera–. A su vez, es el autor del ya nombrado “Amor profundo” y compuso canciones para las comparsas Mi Morena, Serenata Africana y La Carpintera Roh. En definitiva, un auténtico mestizo en todos lados, tal como el título del disco de 1988, el segundo disco de Los Terapeutas.

En resumen, en Es fácil desviarse Bosch hace un acto de justicia a la obra de un músico esencial del repertorio uruguayo. En sus páginas invita a complementar la lectura con el repaso y el redescubrimiento de cada pieza de la obra de Wolf. O, simplemente, a concentrarse en el contexto de su creación, para darle la importancia que merece al trabajo de este músico fundamental en las últimas tres décadas.