“El cine portugués mantiene una mirada humanista a través de una poética de resistencia. En las películas siempre hay una figura humana –un héroe o un antihéroe–, pero también un análisis sobre el entorno”. Así definió María João Machado, una de las fundadoras de la plataforma cinematográfica Vaivem, el estilo que engloba a la identidad cinematográfica de Portugal. Estos rasgos se pueden visualizar en la grilla de la tercera edición del ciclo de cine portugués, que se presenta hasta el lunes 5 en Sala Cinemateca (Carnelli 1311) con curaduría de Machado.

El ciclo surgió en Buenos Aires en 2012, impulsado por Vaivem. Al comienzo sólo se proyectaban películas en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, pero a partir del segundo año los organizadores se propusieron extender los films a otros países latinoamericanos. “Como contábamos con un paquete de buenas películas subtituladas, pensamos que sería una pena que no circulara por el continente. Así llegamos a Montevideo, gracias a María José Santacreu [directora de Cinemateca] y el apoyo de la Embajada de Portugal”, comentó la coorganizadora. En la actualidad, la Semana de Cine Portugués también se realiza en Bogotá, Ciudad de México, Quito y Santiago de Chile.

En la tercera edición del festival, Cinemateca exhibirá diez largometrajes y una retrospectiva de cuatro cortos de la directora Salomé Lamas. Según Machado, la grilla busca ofrecer un resumen de la cinematografía portuguesa actual por medio de la mezcla de documentales y ficciones. Este año, el ciclo muestra una mirada humanista en base a películas que plantean una mirada de análisis sobre la crisis económica de 2009 que afectó a varios países europeos, entre ellos Portugal.

Un ejemplo de este planteo se da en A fábrica de nada (Pedro Pinho, 2017) –que se estrenó en la Semana de los Realizadores del Festival de Cannes y recibió el premio Fipresci–, que anoche inauguró el ciclo. “La película es una suerte de documental-musical y cuenta con la particularidad de haber recorrido muchos festivales”, comentó Machado. “Al comienzo partía de una idea ficcional, pero, luego de meterse a fondo en los suburbios de Lisboa, los productores descubrieron que las condiciones de trabajo que reproducían existían de verdad. Además, ninguno de los actores de la película es profesional, de modo que es una especie de neorrealismo. Se trata de una mirada muy humanista, que registra el capitalismo dominante con una mirada casi irónica. Y trasciende cuestiones utópicas: en el fondo se piensa cómo será el futuro del trabajo y de las relaciones humanas”, advirtió.

São Jorge (Marco Martins, 2016) –que se proyecta mañana a las 19.30– también pone el foco en la crisis económica que afectó al país. La trama narra la historia de Jorge, un hombre que perdió su trabajo y está por perder a su familia, ya que su mujer amenaza con volver a su país, Brasil. Para poder pagar el alquiler de su apartamento, Jorge comienza a trabajar en una agencia de recuperación de créditos que surgió en medio de la crisis para presionar a los deudores. Además, Cidade (Filipa Reis, 2016) es un episodio piloto de una serie documental que sigue esta línea. “La película muestra la vida en los suburbios de Lisboa, a la vez que opera como un documental-ficción que se propone hacer una intervención social por medio del arte. Los mismos directores de A fábrica de nada recorrieron un barrio, seleccionaron a chicos que no eran actores e hicieron un workshop de actuación. Las historias de Cidade nacen de esos workshops: se trata de una película muy hermosa que refleja el lenguaje documental-ficcional y el neorrealismo que atraviesa la naturaleza del cine portugués actual”, comentó Machado.

Viajes y reconocimientos

En el ciclo se proyectarán dos largometrajes del director João Canijo: Diário das Beiras (2017) –3 de febrero a las 21.00– y Portugal, um dia de cada vez (2015) –5 de febrero a las 19.00–, que ofrecen una mirada del Portugal profundo. La primera muestra un viaje por la región histórica y cultural de Beira –ubicada en el centro del país–, donde Canijo busca retratar la cotidianidad de sus habitantes, que emigran cada vez más; la segunda es una compilación de las rutinas de trabajo que mantienen las mujeres de Trás-os- Montes –región ubicada en el noroeste, en la frontera con España–.

Una de las destacadas es Correspondencias (Rita Azevedo, 2016) –2 de febrero a las 20.35–. Machado la definió como “una película muy especial, porque muestra una correspondencia etimológica entre dos enormes nombres de la literatura portuguesa: Jorge de Sena y Sophia de Mello Breyner”. La curadora comentó que seleccionar esa película de Azevedo también les permitió descubrir otra obra de la directora: A 15ª pedra (2007) –5 de febrero a las 21.40–, una película que casi no fue exhibida. El largometraje retrata una conversación entre el cineasta Manoel de Olveira (1908-2015) y el fundador de la Cinemateca Portuguesa y crítico cinematográfico, João Bénard da Costa (1935-2009). “Los dos ya no están con nosotros y, si bien esta película se sostiene en dos horas de un plano americano, se ven dos monstruos conversando sobre cine y arte. Es una especie de tesorito”, aseguró Machado.

Inspirados en esta charla que registra A 15ª pedra, los organizadores de la Semana del Cine Portugués también quisieron homenajear a ambos protagonistas. Por eso, O cinema, Manoel de Oliveira e eu (João Botelho, 2016) –3 de febrero a las 19.30– repasará la obra de Oliveira, sus métodos de trabajo, sus planes de rodaje y sus invenciones cinematográficas. Por otra parte, Outros amarão as coisas que eu amei (Manuel Mozos, 2014) –4 de febrero a las 21.35– es un documental sobre Bénard da Costa, construido en base a fragmentos de sus escritos y acompañado con imágenes de archivo, visitas a lugares fundamentales en su vida y escenas de films en los que participó como actor.