Como todos los años en esta fecha, ayer de mañana se dieron a conocer las nominaciones a los premios Oscar de la Academia de Hollywood, que serán entregados el 4 de marzo. De lo que se ha visto, se puede decir que las nominaciones en la categoría mejor película son un conjunto interesante de obras, con algunos títulos notables. La forma del agua (Guillermo del Toro), Dunquerque (Christopher Nolan) y 3 anuncios por un crimen (Martin McDonagh) encabezan los favoritos, con 13, ocho y siete nominaciones, respectivamente; las otras aspirantes son ¡Huye! (Jordan Peele), Lady Bird (Greta Gerwig), The Post (Steven Spielberg), Call Me By Your Name (Luca Guadagnino), The Darkest Hour (Joe Wright) y Phantom Thread (Paul Thomas Anderson). Es decir, un abanico amplio que va desde los romances fantásticos y las evocaciones históricas a lo autobiográfico y el cine de horror.

En las categorías mejor actor y mejor actriz, los favoritos parecen ser Frances McDormand por su intenso rol en 3 anuncios por un crimen (aunque la inglesa Sally Hawkins también es una seria candidata por La forma del agua) y Gary Oldman, quien se perfila como el más que posible ganador por su maquillada interpretación de Winston Churchill en The Darkest Hour, uno de esos papeles que parecen escritos pensando en la estatuilla.

América Latina estará representada en los Oscar con una de las favoritas a mejor película en idioma extranjero, la chilena Una mujer fantástica, de Sebastián Lelio, aunque tiene una seria competencia en la sueca The Square, de Ruben Östlund.

Dentro de las alegrías para aquellos que han convertido a todas las premiaciones cinematográficas en un barómetro de distintas exclusiones e injusticias identitarias, el hecho más destacado por la prensa internacional fue la nominación –por primera vez– de una mujer en el rubro cada vez más importante de mejor fotografía: Rachel Morrison se convirtió en una aspirante a la estatuilla por su trabajo en Mudbound (Dee Rees), pero hay que tener en cuenta que tiene como opositor al imponente trabajo de Roger Deakins en Blade Runner 2049 (Denis Villenueve), que con esta suma su 14ª nominación al Oscar por películas realizadas junto con directores como Sam Mendes y los hermanos Ethan y Joel Coen, sin haberlo ganado nunca. Para el activismo femenino contra el acoso –el tema casi excluyente de la reciente entrega de los Globo de Oro– también fue considerada un triunfo la casi desaparición de James Franco –acusado, al día siguiente de ser galardonado con un Globo de Oro, de conducta inapropiada con varias mujeres–, así como de su película The Disaster Artist de la lista de nominadas, a la que apenas accedió en la categoría menor mejor guion adaptado. También Greta Gerwig fue nominada a mejor dirección por Lady Bird, luego de que muchos señalaron su ausencia los Globo de Oro, en los que no hubo mujeres nominadas como directoras, algo que fue recordado, de forma algo desubicada, por la actriz Natalie Portman, encargada de entregar el premio. Pero lo que sonó a injusticia plena fue la ausencia total en las nominaciones de The Florida Project, de Sean Baker, una película destacada en forma unánime por la crítica y que cuenta con una actuación antológica de Willem Dafoe.

En el otro extremo del espectro, y, como siempre, un día antes de los anuncios relacionados con el Oscar, el domingo se anunció a los nominados a los premios Razzie a las peores películas de 2017. Los precedió una polémica porque entre los desastres nominados, como Transformers: el último caballero (Michael Bay) y La momia (Alex Kurtzman), incluían a la polémica –pero que es imposible considerar una película de mala calidad– ¡Madre!, de Darren Aronofsky, algo que llevó a más de un periodista cultural a preguntarse si vale la pena seguir prestándoles atención a unos premios que parecen aun más caprichosos y arbitrarios que los Oscar a los que satirizan.