Mantenía la dicción propia de los que incursionaron en el radioteatro y los modos de un caballero de otra época. Con la muerte de Júver Salcedo, ocurrida ayer de madrugada, son cada vez menos las figuras fundacionales del teatro independiente que quedan para dar cuenta de aquellos tiempos. En su caso, hablaba de una vocación precoz, avivada desde niño, pendiente de la veintena de ficciones radiales que se emitían a diario hasta que junto a la mayoría de edad, preparado por las hermanas Sfeir, logró ingresar por concurso a El Espectador y comenzó a ser parte de esas historias. Al mismo tiempo, con la complicidad del actor Rafael Salzano, se integró al elenco de El Galpón, lo que le permitió conciliar ambos mundos.

En los documentos era Juan Hoover Martínez Sánchez, había nacido en 1934 y adquirido sus primeras nociones de actuación con Enrique Guarnero. Así comenzaba una carrera que lo llevaría por escenarios locales, incluyendo la dirección artística de la Comedia Nacional, cargo al que accedió en 1985, así como del exterior, ya que dirigió el teatro Arlequín de Asunción del Paraguay, el Sandino de Estocolmo, el San Martín de Buenos Aires, y gozó de prestigio en Costa Rica. Salcedo fue además un hombre de los medios: fue intensa su actividad en el SODRE entre 1955 y 1998, dirigió y adaptó el teleteatro de Canal 5, para luego trabajar en los canales privados e incluso en Buenos Aires.

El 23 de octubre de 1977 fue un parteaguas en su trayectoria: estrenó La gaviota, de Anton Chéjov, para la que convocó a Héctor Manuel Vidal, Nelly Goitiño, Roberto Fontana y a quien fuera su esposa, la actriz Lilián Olhagaray. Disuelto por el gobierno dictatorial, un año antes El Galpón había marchado al exilio. Con esa pieza rusa Salcedo no sólo lograba resistir y permanecer en actividad -y que el público respondiera agotando entradas durante un año-, sino que fundaba una compañía. “La tendencia dominante en sus puestas en escena es el teatro rioplatense, extendida a algún chileno y brasileño, pero siempre hacia un teatro popular, directo”, consignaron Jorge Pignataro y María Rosa Carbajal en su Diccionario biográfico del teatro uruguayo. Identificada con el teatro Stella, al punto de que el nombre de la sala y la agrupación suelen usarse indistintamente, allí además creció una escuela de arte dramático en la que se formaron varias figuras de hoy.

Retirado de la actividad artística debido a serios problemas de salud, se recuerdan entre los últimos trabajos de Salcedo sobre el escenario el papel de José Batlle y Ordóñez en la versión de Qué tupé, de Diego Fischer, y, dos años después, su actuación en el clásico argentino La Nona, de Tito Cossa, como la voraz y metafórica anciana.