Hace unos años, el dramaturgo, actor y director argentino Claudio Tolcachir decía a la diaria que el lugar del teatro independiente es el de la experimentación y que los espectadores de ese teatro forman un público que desafía, precisamente por buscar nuevas formas de comunicación y lenguaje. Para los organizadores del festival Temporada Alta de Girona, la consigna vuelve a imponerse, con nuevos desafíos: del 30 de enero al 13 de febrero llegará a la sala Verdi (Soriano 914) ese festival catalán, que combina obras españolas y de otras nacionalidades, con vocación de incluir nuevos lenguajes y generaciones. Temporada Alta surgió en Cataluña en 1992, y desde hace seis años sus organizadores decidieron sumar a su tradicional despliegue en la ciudad de Girona y en Salt (que es parte del conurbano de Girona) un traslado a Buenos Aires, en colaboración con Timbre 4, el proyecto de compañía teatral, sala y escuela que dirige Tolcachir, con sede en el barrio de Boedo. El nombre de esa apuesta bonaerense, que se convirtió en seña del mejor teatro, alude al timbre que había que tocar para acceder a la sala cuando fue inaugurada, en plena crisis económica de 2001 y con sólo medio centenar de butacas, aprovechando un galponcito en el fondo de la casa del director.

La puesta que inaugurará el encuentro será el unipersonal francés Réparer les vivants (30 y 31 de enero a las 21.00, hora de todas las demás funciones del festival), interpretado por Emmanuel Noblet. Bajo la dirección de Benjamin Guillard, este espectáculo se basa en la novela homónima de la escritora francesa Maylis de Kerangal, nacida en 1967, que se convirtió en la gran revelación de su país con ese libro (que fue su octava novela) en 2014, y recibió por él siete destacadas distinciones –entre ellas, el premio Charles Brisset, otorgado cada año por la Asociación Francesa de Psiquiatría a obras que “evocan y profundizan en forma general la problemática humana”–. La autora ha recorrido un exitoso trayecto desde 2010, cuando publicó su sexta y celebrada novela, Nacimiento de un puente, con la cual fue una de cuatro finalistas del premio Goncourt, ganado finalmente ese año por Michel Houellebecq con El mapa y el territorio. Réparer les vivants (“reparar a los vivos”) aborda el complejo proceso que implica un trasplante cardíaco: un joven surfista falleció en un accidente y su corazón reemplazará el de una mujer enferma de miocarditis. Tanto la novela como la obra teatral exploran las tensas 24 horas en las que los padres del joven, en medio del shock y el dolor por la tragedia, deben decidir qué hacer. Así, la trama reactivó el debate en torno a la donación de órganos, a la vez que indagó en el abismo del dolor. En su momento, De Kerangal dijo en una entrevista con la revista semanal española El Cultural que su libro –publicado en España por Anagrama– miraba “hacia la muerte”, porque “la sociedad tiende a pensar que se le ofrece la posibilidad de vivir, cuando antes está el que permite la transferencia de órganos”. Añadió que el personaje de Claire, la mujer enferma que necesita el transplante, “está poco desarrollado” y que en su opinión Réparer les vivants es ante todo “el libro de Simon [el joven surfista], y no el libro de Claire. Es el libro de la muerte y el don, no de la reparación y la supervivencia. La novela mira la muerte de manera muy frontal y materialista. Pero, por otro lado, algo se salva de ese chico”.

Desde Cataluña vendrán tres espectáculos: el primero será Psicosis de las 4:48 (3 y 4 de febrero), de Sarah Kane, con Anna Alarcón y la dirección de Moisès Maicas. Se trata de un famosísimo texto de esta dramaturga inglesa nacida en 1971, que se suicidó a los 28 años y que revolucionó en su momento la escena británica. Kane comenzó a adquirir notoriedad cuando tenía 23 años y estrenó Desvastados (originalmente Blasted), una obra en la que abordó el abuso sexual vinculándolo con los horrores de la guerra; en cierto modo trabajó con su propia experiencia, ya que había sido víctima de los abusos de su propio padre. La obra causó inicialmente un considerable escándalo, por la crudeza de varias de las situaciones que plantea, y Kane llegó a escribir cinco piezas más, la última de las cuales fue Psicosis de las 4:48, estrenada después de su muerte. La terminó poco antes de suicidarse, y es un texto en el que anticipa esa decisión, destacando la delirante cantidad de pastillas que tomó su personaje para que los demás se ahorraran la autopsia, a la vez que plantea corrosivas revelaciones, e incluso críticas a la psiquiatría, siempre alejada de la autocompasión o el victimismo. Así es como llegará a Montevideo una nueva entrega de esta dramaturga de culto, relativamente poco representada en nuestro país, donde hubo una puesta de El amor de Fedra (estrenada en Londres en 1996), en el ciclo de teatro semimontado de la Comedia Nacional de 2014; una de Ansia (1998), a cargo de Roberto Andrade en 2007, y una anterior Psicosis de las 4:48, dirigida por Juan Tocci, en 2006.

Luego seguirá Pluja (5 y 6 de febrero), con Guillem Albà, a cargo de la dirección, la interpretación clown y el teatro de objetos, y Clara Peya al piano. Esta obra se presenta como un espacio de intimidad, que propone un “‘cara a cara’, sin artificios, hecho de pequeñas acciones, pequeñas notas musicales y mucha imaginación de dos artistas y amigos que juegan, bailan y cantan ante el público [...] para emprender un viaje divertido y poético en busca de un refugio contra la vulnerabilidad, donde sentirse pequeño da menos miedo”. La tercera obra procedente de Cataluña será Indomador (13 de febrero), un espectáculo que fusiona circo contemporáneo, danza y música, de la mano del joven Quim Girón, quien “dará alma a cada uno de los integrantes de esta historia, que nos lleva a preguntarnos sobre la presencia de lo humano y lo animal, lo masculino y lo femenino”, y la relación entre esos ingredientes.

Como todos los años, también llegarán puestas desde México: el 9 y 10 de febrero se presentará Lo único que necesita una gran actriz es una gran obra y las ganas de triunfar, con Diana Magallón y Mari Carmen Ruiz, dirigida por Damián Cervantes. Es una creación colectiva a partir del clásico Las criadas (1947), de Jean Genet, que explora temas universales característicos del mundo de ese dramaturgo francés nacido en 1910, como la actuación, el teatro como una única salida aparente, la comida, la bebida, el baile y las fantasías que nos pueden distanciar de estereotipos sociales y marginaciones. El 11 y el 12 de febrero, Cervantes también presentará Este recuerdo ya nadie te lo puede quitar, otra creación colectiva, basada en otra biblia de la dramaturgia como Tres hermanas (1901), del ruso Antón Chéjov. Además de Ruiz, Cervantes y Magallón, trabajarán Gabriela Ambriz, José Rafael Flores y Héctor Hugo de la Peña, en una obra que se plantea el encuentro con Chéjov, a partir de un grupo de personas que se reúnen para ejecutar una rutina que desprecian y de la cual no logran escapar, aunque ellas mismas se la han impuesto. De este modo, la puesta indagará sobre el tedio que –inevitablemente– rodea a las relaciones cotidianas.

Por su parte, en la entrega porteña de este mismo festival –que se realizará del 1º al 11 de febrero– participará Solo una actriz de teatro, de Gabriel Calderón, protagonizada por Estela Medina y dirigida por Levón, en la cual Medina rastrea su comienzo en las tablas, su trayectoria y su vínculo con Margarita Xirgu.