El juez del Supremo Tribunal Federal (STF) Marco Aurélio García dictó esta mañana una medida cautelar que abría la posibilidad de que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva fuera liberado en cuestión de horas. La decisión disponía que fueran liberados todos los presos que tuvieran condenas de tribunales de segunda instancia pero no ratificaciones de los órganos superiores de la Justicia brasileña: el propio STF o el Supremo Tribunal de Justicia.

La decisión de García se respaldaba en un artículo de la Constitución brasileña cuya interpretación es objeto de debate entre los juristas brasileños y que incluso genera posturas divergentes entre los jueces del STF. En 2016 este órgano decidió, por mayoría de sus miembros, que es correcto que los condenados en segunda instancia sean apresados aunque todavía puedan recurrir los fallos en su contra.

Esa es la situación de Lula, que fue detenido en abril, después de que fuera condenado por delitos vinculados a la corrupción en primera y segunda instancia. Esto le impidió participar en las elecciones, para las cuales era favorito.

Tanto el Partido de los Trabajadores como los abogados de Lula solicitaron rápidamente la liberación del ex presidente. Sin embargo, la medida cautelar se mantuvo vigente solo durante algunas horas, ya que el presidente del STF, José Antonio Dias Toffoli, ordenó que fuera revertida. Como el STF ya entró en el receso de verano, Dias Toffoli puede adoptar esta decisión de manera unilateral.