En varios discos uruguayos memorables de principios de los años 80, como Siempre son las cuatro (1982) y Mediocampo (1984), de Jaime Roos, y Segundos afuera (1983), de Jorge Galemire, suenan las voces de Estela Magnone, Mariana Ingold y Mayra Hugo, quienes formaban Travesía. Creado en 1981 y activo hasta principios de 1985 –con Flavia Ripa en vez de Hugo desde 1984–, es considerado el primer grupo de mujeres de la música popular uruguaya.

Un miércoles de tarde, Hugo, Ingold y Magnone se volvieron a juntar por primera vez en años para charlar con la diaria sobre el 35º aniversario de Ni un minuto más de dolor (1983), el único disco grabado por el trío. La última vez que se encontraron fue en 2013 en la sala Zitarrosa, para un recital en el que Estela repasó 30 años de carrera y conmemoró el lanzamiento de aquel álbum. Esa tarde, durante una hora, recordaron anécdotas, sonrieron y se complementaron con cada historia.

Los comienzos

“Nos conocimos en Musicampo, dos semanas en las que se mezclaban música y campamento. Había actividades de mañana, de tarde y de noche sobre música de cámara, y ensayos de coro dos veces por día. Luego, las tres estuvimos en el Coro de Cámara del Instituto Crandon de Montevideo, que era dirigido por el padre de Estela, Dante Magnone”, recuerda Hugo con una sonrisa. “Yo entré en el coro en 1977 gracias a Mayra, porque ella nos invitó a mí y a mis hermanos. Somos medio primas lejanas, y cuando me vine a Montevideo desde Mercedes no sabía muy bien qué hacer, así que eso realmente me salvó la vida. En el coro del Crandon estaba también Fernando Cabrera”, comenta Ingold.

También recuerda que le fue difícil entrar al Coro de Cámara, porque los cupos de contralto estaban ocupados. “Una vez vi una de las partes de contralto en mi casa, porque mi cuñada también estudiaba ahí, y me estudié todo el motete de Bach. Fui a una actuación en Florida y me tocó ir sentada al lado de Magnone; le dije que me lo había estudiado, probé y por suerte quedé”. Al compartir la experiencia de interpretar repertorios de compositores de música culta como Johann Sebastian Bach, Heitor Villa-Lobos y Maurice Ravel, las cantantes desarrollaron una formación que luego aprovecharon al volcarse hacia la música popular.

Antes de que la formación de Travesía se consolidara, Ingold viajó a Europa en 1980, tras ganar el certamen televisivo Cantando en familia –que Estela Magnone y los suyos también ganaron en 1973 y 1978–. “El primer premio era un viaje a Europa y me terminé quedando un año entero. Volví sólo porque Estela, Mayra y Fernando Cabrera me mandaron una carta diciendo que la música uruguaya me necesitaba. En ese momento yo no sabía qué quería hacer; estaba descubriendo el mundo y acá todavía era la dictadura”, admite Ingold. “Pero esa carta me marcó y decidí venirme. Al otro día ya estábamos ensayando: el mismo día que llegué, ellas estaban en la casa de mis padres”, señala.

“Aunque nuestra música no tenía nada de contestataria, entramos en la corriente del canto popular y nos colamos por ahí. Como andábamos todos en la misma vuelta, cantábamos en festivales con varios grupos de la época”, comenta Magnone, que en 1979 emergió en el ámbito de la música popular uruguaya gracias a 5 del 78, un espectáculo que también incluía a Leo Maslíah, Rubén Olivera, Cecilia Prato y el grupo MonTRESvideo. Travesía ensayó un repertorio propio, con influencias de la música culta, la popular de Uruguay y Brasil –el nombre viene de un tema de Milton Nascimento– y The Beatles, y comenzó a presentarse en vivo. Una de las primeras veces fue en octubre de 1981, en un festival en la cancha del club Trouville, que también incluyó a varios de los grupos más reconocidos del llamado canto popular, como Canciones para no dormir la siesta, Los que iban cantando, Larbanois & Carrero y Rumbo. “Éramos una cosa rara, porque hasta ese momento no existía un conjunto de tres mujeres que se autoabastecieran, tocaran todos los instrumentos e hicieran los arreglos”, comenta Magnone. Durante 1982 participaron en ciclos como Alianza para un martes 13, con Leo Maslíah y Daniel Magnone; o Vale todo, con Jorge Bonaldi y Roberto Lieschke.

Ni un minuto más de dolor

También en 1982, Travesía entró por primera vez a un estudio para grabar “15 abriles”, una canción del álbum Siempre son las cuatro, de Jaime Roos. “Estando en Europa, Jaime había escuchado un tema que grabé y pensó en mi voz para ‘15 abriles’ –cuenta Magnone–. Cuando llegó a Montevideo le preguntó a Andrés Recagno si me conocía, y resulta que somos primos. Cuando le comenté a Jaime que estaba en un grupo, se dio cuenta de que le iba a servir mucho más para la canción”. Roos se presentó en un ensayo de Travesía, les pasó el tema, trabajaron en el arreglo y les pidió que le mostraran algo de su repertorio. Ellas cantaron “Carbón y sal” –que en ese momento se llamaba “Accidente” y tenía otra letra–. Luego Roos se ofreció para la producción artística del primer álbum del trío, que fue grabado en 1983 en el estudio La Batuta, con Carlos da Silveira como asistente de grabación.

“Lo que suena en el disco es lo mismo que tocábamos en vivo; lo único que hicimos fue aceitar los arreglos vocales”, señala Magnone. “No había lugar para la improvisación, todo estaba pautado. En general, creo que en ese momento estaba todo tan rígido en la música uruguaya que pasaba eso”, apunta Hugo.

El álbum, publicado originalmente en vinilo y casete, cuenta con 13 canciones, cinco de ellas ajenas (compuestas por Bernardo Aguerre y Cabrera, Cabrera solo, Daniel Magnone, Galemire y Eduardo Darnauchans, y Darnauchans solo), más composiciones de Estela Magnone, dos sola y las demás en coautorías con Roos, Roos y Cabrera, Juan Cunha y Darnauchans, Roos. Las tres integrantes se encargaron de tocar todos los instrumentos, cantar y crear los arreglos. “En algún momento se nos pasó por la cabeza llamar a algún músico, pero Jaime nos dijo que estábamos bien así. Coriún Aharonián dijo lo mismo. Tuvimos el apoyo interesante de gente que había estado más en estudio”, cuenta Ingold.

Cuando el disco fue lanzado por Ayuí, Travesía hizo una serie de recitales en el Teatro Circular en las que presentó todas las canciones del álbum y algunas inéditas. Se puede escuchar una grabación del grupo en vivo en la cuenta de Soundcloud de Magnone.

Retirada

Tras haber participado en el disco Segundos afuera (1983) –de Jorge Galemire–, y luego de las presentaciones de Ni un minuto más de dolor, Hugo decidió abandonar el grupo. “Tuve hijos y torcí para otro lado: me metí en la musicoterapia, comencé a estudiar y la actividad musical viró para ese lado”, explica. Actualmente trabaja en la fundación Pérez Scremini como musicoterapeuta. Ripa tomó su lugar. “Flavia estaba empezando a cantar y no sé si pensamos en alguien más que en ella. También nos planteamos si seguíamos”, comenta Ingold. “Si piensas en mí”, en Mediocampo (1984), de Jaime Roos, fue la última grabación con Hugo. En ese tema también participan su sucesora y Laura Canoura. Ya en “Una vez más”, del mismo disco, se puede escuchar la nueva formación de Travesía. “Con Flavia hicimos varios conciertos pero no un disco, nos dedicamos a grabar con otra gente”, dice Magnone (por ejemplo, en el doble debut El cuarteto de Nos / Alberto Wolf –1984–). Los únicos registros de ese trío como tal son de una versión de “Biromes y servilletas”, de Leo Maslíah, en vivo y en estudio, incluidas en compilaciones. Su última actividad antes de separarse fue la participación en espectáculo La máquina del tiempo, de Eduardo Mateo.

En suma, pese a su trayectoria relativamente corta, el trío dejó su huella en la música uruguaya, a partir de algunos de los discos más importantes de la primera mitad de los 80 y el primer álbum de un grupo femenino de música popular. Luego, las carreras de Magnone, Ingold y Ripa, como solistas e integrantes de grupos, consolidaron la relevancia de sus voces en el repertorio uruguayo.