El subsecretario general de Presidencia de Argentina, Valentín Díaz Gilligan, ocultó 1,2 millones de dólares en Andorra, un país donde hasta hace un año regía el secreto bancario, y dijo que lo hizo para ayudar a Francisco Paco Casal, que por entonces venía de un litigio con la Dirección General Impositiva de Uruguay.

Según publicó ayer el diario El País de Madrid, que accedió a parte de la documentación de la Banca Privada d’Andorra (BPA), el dinero permaneció a nombre de una sociedad de la que era representante y accionista.

La cuenta se abrió en 2012, cuando Díaz Gilligan trabajaba como asesor del gobierno de Buenos Aires. Allí mantuvo su actividad al menos hasta diciembre de 2014, cuando el director ya llevaba un año como director general de Promoción Turística del Consistorio bonaerense.

La cuenta estaba a nombre de la empresa británica de intermediación de jugadores de fútbol Line Action, que era 100% de la mercantil panameña Nashville North Inc., y que, según El País, se nutría de transferencias de clubes de fútbol uruguayos. De hecho, el artículo asegura que Díaz Gilligan es vocal de River Plate.

Cuando Díaz Gilligan es nombrado director general de Turismo, decide dejar la actividad comercial que tenía en Line Action y vende la sociedad el 3 de noviembre de 2014, dice un acta confidencial de BPA.

Según Díaz Gilligan, el dinero no era suyo y se hizo accionista de Line Action para hacerle un favor a un amigo. “Francisco Casal tenía problemas en su país y me pidió el favor. Tenía un juicio con el fisco que ganó y no podía figurar. Confiaba en él. La plata nunca fue mía. Además, yo no ejercía entonces cargo público. Era asesor y facturaba como autónomo”, indicó en conversación con El País.

Luego, cuando asumió su cargo, pidió que lo “sacaran”. “No me parecía bien continuar, ya ocupaba un cargo político. Tenía una exposición pública, no quería estar en una sociedad donde no tenía ningún control. No había incompatibilidad, no era ilegal, pero era una actividad que, además, no me generaba ningún ingreso”.

Pero según El País, Díaz Gilligan vendió Line Action el 3 de noviembre de 2014, 11 meses después de asumir su cargo en el gobierno de Buenos Aires. “Creí que había cesado en julio de 2014”, justificó. Incluso, si bien dejó de ser el director de Line Action, volvió a ocupar el mismo cargo horas después, según el registro mercantil de Reino Unido. Pero Díaz Gilligan negó este detalle y también dijo desconocer que 100% de Line Action pertenecía a una mercantil panameña de dueños desconocidos.

La BPA logró advertir del perfil político de Díaz Gilligan en diciembre de 2014 y le pidió a su departamento de prevención de blanqueo información adicional sobre su cliente, pero las cautelas llegaron después de que se desvinculara de Line Action. En diciembre de 2014, la cuenta de Line Action tenía un saldo de 1,2 millones de dólares.