Varias generaciones recuerdan a Eduardo Franco como vocalista y compositor de Los Iracundos y como el que inmortalizó verdaderos hits melódicos (“Puerto Montt”, “Va cayendo una lágrima”, “Venite volando” y “Las puertas del olvido”, entre tantas). Además de musicalizar incontables encuentros, Los Iracundos identificó a un sector transversal a clases sociales y edades, y que en su momento de esplendor se impuso en varios países latinoamericanos, en particular en Chile, México y Perú. Casi tres décadas después de la muerte de Franco (1945-1989), el uruguayo Aldo Garay le dedicó un esperado documental, titulado Un tal Eduardo.

A lo largo de su obra, Aldo Garay se ha dedicado a explorar diversos acercamientos a cuestiones como la soledad, la vejez o la marginalidad: en La espera (película de 2002 basada en la novela Torquator, de Henry Trujillo) tres personajes convivían entre la frustración y la dependencia; Cerca de las nubes (2006) se convirtió en un documental intimista sobre la vida en el pueblo de Quebracho (Paysandú); en El casamiento (2011) el cineasta indagó sobre la relación entre una transexual y un obrero de la construcción; y en El hombre nuevo (2015, documental al que el jurado de la Berlinale, encabezado por Darren Aronofsky, premió como mejor documental temática homosexual) narró la historia de una travesti nicaragüense que de niña fue adoptada –en plena revolución sandinista– por una pareja uruguaya militante de izquierda, y que en la actualidad trabaja como cuidacoches en Barrio Sur. Tres años después, el director decidió explorar un camino distinto y reunió a fans de Eduardo Franco para trazar un sentido homenaje. En el marco del prestigioso Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires –conocido como BAFICI, y que irá del 11 al 22 de abril– Garay estrenará Un tal Eduardo, con el que volverá al festival que le dedicó un pionero foco a su obra en 2006. Según consignó el programador del BAFICI, Agustín Masaedo, esta película parece alejarse de sus obras anteriores. “Y, sin embargo, la breve y feliz vida de Eduardo Franco se descubre pronto como terreno fértil para un nuevo acercamiento del director a temas como la identidad, las raíces y el paso del tiempo. Con dos detalles no tan comunes en su filmografía”, como son la celebridad del retratado y el hecho de que no sea él quien cuente su historia. Así, “el dispositivo con que Garay hace virtud de esas particularidades –un coro paisano multicolor y devoto– no sólo ilumina ‘El alma de Los Iracundos’, sino también a todo un pueblo”, adelantó.

A la participación uruguaya (Un tal Eduardo integra la competencia oficial latinoamericana) se suma una larguísima lista de pesos pesados del cine independiente: en su vigésima edición, el festival se extendió a 36 sedes distribuidas en 15 barrios porteños, donde exhibirá más de un centenar de estrenos argentinos e internacionales. Entre los extranjeros visitantes se encuentra el gran director francés Philippe Garrel, una leyenda que representa los márgenes de la nouvelle vague y al que el BAFICI le dedicará especial atención: se exhibirá desde su primer trabajo (Les enfants désaccordés, 1964), que filmó a los 15 años, hasta su última película, Amantes por un día. También estará el controvertido estadounidense John Waters, en su momento bautizado “el pontífice de la basura” por William Burroughs y un icónico cineasta del lado B de esa enorme alcantarilla que fue el Gran Sueño Americano. Este rey del kitsch y el absurdo contará con un ciclo dedicado a sus célebres obras Pink Flamingos (1972), Hairspray (1988) y Pecker (1999), y ofrecerá una charla junto a la emblemática Isabel Sarli, antes de la exhibición de Fuego (1969), la película protagonizada por la Coca y dirigida por Armando Bó que se convirtió en la obra preferida de Waters. En 2002, cuando la presentó en una serie de programas televisivos, Waters admitió estar obsesionado con la actriz y el director argentinos: “Conseguí una copia de este libro rarísimo, Las películas de Armando Bó e Isabel Sarli. A veces, cuando busco inspiración, lo miro y acaricio las páginas deseando saber leer español. Vi algunas de las otras películas que hizo la pareja, y son igual de dementes. Fiebre: ¡en esta Isabel se enamora de un caballo! Mi otra gran favorita es Carne, en la que Isabel camina por las vías del tren, todos los días, para ir a trabajar a una fábrica empacadora de carne, ¡con tacos altos y vestida de pies a cabeza como una puta!”, y más adelante agregó, “Si ven algunas de mis películas van a notar cuánto me influyó Fuego. Ya me olvidé de todo lo que le robé”.

Otros de los invitados serán el actor escocés Ewen Bremmer, que interpretó a Spud en Trainspotting (1996) y que, además de presentar esta película y su secuela (La vida del abismo, 2017), dará un seminario de actuación; y el cineasta estadounidense James Benning, que ya lleva más de 60 títulos entre cortos y largometrajes. En paralelo, el festival contará con los últimos trabajos de Michael Haneke (Happy End, en la que volvió a reunir a Jean-Louis Trintignant e Isabelle Huppert), Abel Ferrara (Alive in France, sobre su recordada trayectoria musical), Sebastián Lelio (Disobedience, su nueva producción después de la oscarizada Una mujer fantástica) y los argentinos José Celestino Campusano (El silencio a gritos), Raúl Perrone (Expiación), Albertina Carri (Las hijas del fuego), y la ópera prima de la actriz y dramaturga Lola Arias: Teatro de guerra es un cruce de documental y ficción que consistió en reunir durante varias semanas a seis veteranos de la Guerra de Malvinas (tres que pelearon del lado británico y tres del argentino) para que intercambiaran recuerdos y anécdotas, y se propusieran revisar uno de los acontecimientos más traumáticos de la década de 1980 en Argentina. A su vez, se estrenará la ansiada película de Mariano Llinás (Balnearios, 2002; Historias extraordinarias, 2008), que se presentó como la más larga de la historia del cine argentino: La flor dura 840 minutos, o 14 horas, y, que en esta oportunidad se proyectará en tres funciones.

El miércoles 11, la encargada de la apertura será Las Vegas, con la que Juan Villegas volvió a la comedia: según adelantan algunos medios, la historia se ambienta en Villa Gesell, donde una ex pareja se vuelve a encontrar por azar, 18 años después de haber concebido allí a su hijo Pablo. El cierre estará a cargo de Wes Anderson: ocho años después de El fantástico Sr Zorro (2009), Anderson volvió al stop motion con Isle of Dogs (“Isla de perros”), que transcurre en una ciudad japonesa y presenta a un alcalde corrupto que decide poner fin a los inconvenientes que causa la superpoblación canina trasladando a los animales a una isla que se utiliza como basurero.