En noviembre del año pasado, el ballet de Hong Kong estrenó El corsario utilizando la escenografía y el vestuario que Hugo Millán diseñó para la puesta que el Ballet Nacional del SODRE (BNS) montó hace cuatro años. El viernes, Millán fue premiado en los 20º Hong Kong Dance Awards en reconocimiento a su trabajo. El jueves 17 de mayo el BNS estrenará una nueva puesta de El corsario, y el público podrá volver a disfrutar de la versión original de los telones y la escenografía premiada.
En su momento, el conocido diseñador uruguayo contó a la diaria que uno de los aspectos más interesantes de esta apuesta era visualizar al taller del SODRE como proveedor de servicios. El único antecedente que recordó –y que se dio a otra escala– fue la contratación del escenógrafo Osvaldo Reyno para montar una obra de revista porteña: la exitosa comedia musical La mujer del año (1983), dirigida por Mario Morgan y protagonizada por figuras televisivas como Susana Giménez y Arturo Puig. Pero no se trató de un proyecto nacional que trascendiera fronteras, sino que se desarrolló desde –y para– Buenos Aires.
Millán explicó que esto respondió a las redes de espectáculos que existen en el mundo, por las que circulan determinados proyectos y se alquilan diversas producciones. Cuando Uruguay alquila una producción suele hacerlo a los países de la región, como Brasil, Chile o Argentina, ya que en el caso de contratos con países más lejanos, por una cuestión de costos, se vuelve imposible hacer una gira por el interior. Ahora, frente a la posibilidad de vender diseño, lo que sucede es que a esas redes entre espectáculos se sumó un producto terminado. “El puntapié inicial responde a quién tenés a cargo de la gestión dentro de una institución como esta, y al hecho de que tenga contactos en esas redes: cuando Julio Bocca participaba como jurado en un concurso habló con la directora del ballet de Hong Kong sobre cómo captar más público; allí surgió la idea. En Hong Kong hay una oferta de espectáculos muy variada, y es un lugar de tránsito cultural. En ese intercambio, y en ese interés por captar nuevos públicos, Bocca le sugirió que montaran El corsario, una puesta más bien fantástica y divertida; también comentó que nosotros teníamos la producción y se la podíamos alquilar. En Hong Kong manifestaron interés, alquilaron el vestuario y la escenografía confeccionados en el taller del SODRE, pero a los 15 días cambiaron de idea. Quisieron, en vez de alquilar, comprar la licencia, lo que implica que pueden manejar libremente el vestuario y la escenografía para girar por Asia y Estados Unidos”.