Si bien hoy la competencia entre los servicios de streaming parece estar marcada por las series y los largometrajes originales, para el usuario que debe decidir dónde invertir sus bien ganados dolarcillos puede ser decisivo saber qué empresa tiene las diez temporadas de Friends (Netflix), las nueve de Seinfeld (Prime Video), las ocho de That ’70s Show, y Modern Family (Claro Video) o las siete de Parks and Recreation (Prime Video). No solamente hay que tener programación nueva; para aquellos que están desvelados un viernes de madrugada, la palabra clave es catálogo.

Y vaya si Netflix acaba de patear el tablero: el sitio oficial de Monty Python anunció que a partir de abril el gigante de la televisión a demanda contará con la casi totalidad de su producción televisiva y cinematográfica, con literalmente un asterisco que señala que las fechas exactas variarán en los diferentes territorios.

¿Quién es ese Monty Python del que tanto hablan? Esta es una pregunta sincera, ya que por estos lares sus creaciones no han tenido la difusión merecida y los fanáticos (que los hay, los hay) tuvieron que copiar VHS, bajar archivos de internet o encargarse packs de DVD que ocasionaron más de un paseo hasta las oficinas aduaneras para justificar su ingreso al país.

Se trata de un grupo de comediantes británicos que a fines de 1969 estrenaron en la BBC un programa televisivo de sketches que cambió la forma de hacer humor en la gran pantalla gracias a un montón de escenas cómicas encadenadas de las maneras más extrañas. La ineludible serie Monty Python’s Flying Circus era por momentos zafada y por momentos surrealista, pero siempre causante de risa, aunque más no fuera por los nervios de no terminar de comprender lo que uno estaba viendo.

Graham Chapman, John Cleese, Terry Gilliam, Eric Idle, Terry Jones y Michael Palin unieron sus mentes y aprovecharon la libertad que les daba la televisora pública británica para burlarse de la sociedad de aquellos años, de la política y del propio mundo de la televisión, todo ello salpicado de referencias “eruditas” y decorado con las animaciones de Gilliam, el único estadounidense del grupo.

De aquellas cuatro temporadas del “circo volador”, emitidas entre 1969 y 1974, quedan momentos maravillosos de la más simple comedia, como el reclamo de un pobre hombre al que le vendieron un loro muerto en la tienda de mascotas, que sólo se mantenía firme en el palito porque lo habían clavado ahí, o la historia del peluquero asesino cuya verdadera vocación es ser leñador y vestirse con la ropa de su madre.

El legado de la serie llega hasta nuestros días, pero no fue lo único que nos dejaron estos seis humoristas. Después de una película que era poco más que un clip show (And Now for Something Completely Different, de 1971), se despacharon con un brillante homenaje a las leyendas arturianas titulado Monty Python and the Holy Grail (1975), traducido en América Latina como Los caballeros de la mesa cuadrada. Ni siquiera el aberrante título pudo opacar el talento de los Python, que ante la falta de presupuesto para caballos utilizaron mitades de coco que iban golpeando mientras daban trotecitos por la campiña inglesa.

En 1979 llegaría Life of Brian (La vida de Brian), parodia del Nuevo Testamento centrada en el personaje del título, quien nació en el establo contiguo al de Jesús y es confundido en varias ocasiones con el Mesías, por más que su madre se encargue de aclararlo. La película, que en aquellos años cargó con acusaciones de blasfemia, tiene uno de los mejores cierres de la historia del cine, con la deliciosa canción “Always Look on the Bright Side of Life”, que sonó en la clausura de los Juegos Olímpicos de Londres y se ha vuelto un clásico en los funerales.

Quedaba un largometraje original más, que fue estrenado en 1983: The Meaning of Life (El sentido de la vida), en el que regresaron al formato de los sketches para contar, a su manera, las diferentes etapas en la existencia de una persona.

Sus carreras solistas tocaron puntos altos, y alcanza con mencionar A Fish Called Wanda (Los enredos de Wanda, 1988), escrita por Cleese y coprotagonizada por Palin, o la serie Fawlty Towers (1975), creada por Cleese y Connie Booth, considerada por muchos la mejor comedia de situaciones de todos los tiempos. Gilliam, por supuesto, se destacó como director de Brazil (1985), 12 monos (1995) o Pánico y locura en Las Vegas (1988), y desde hace décadas promete una película sobre Don Quijote. Idle parodió a The Beatles con su banda The Rutles (y su comedia musical The Rutles: All You Need Is Cash, 1978), Palin se destacó con sus documentales de viajes, Jones (director de los largometrajes de los Python) continuó trabajando en cine y televisión, mientras que Chapman falleció en 1989.

Lo que desembarcará en Netflix desde abril son las cuatro temporadas del Flying Circus, las tres películas originales del grupo, dos especiales grabados para la televisión alemana (con el hermoso título de Monty Python’s Fliegender Zirkus), una miniserie en la que los cinco sobrevivientes eligen sus segmentos favoritos, otra en la que famosos comediantes hablan acerca del grupo y eligen distintos momentos, el espectáculo en vivo de 2014 (“casi todo” en vivo, en referencia a Chapman), un especial sobre su desembarco en Estados Unidos y otro sobre los 30 años de su última película. Pavada de catálogo.