Desde ayer, y por resolución del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, el conjunto arqueológico español de Medina Azahara, ubicado en Córdoba, integra la lista de lugares culturales protegidos. La decisión del comité, reunido en la capital de Baréin, Manama, no recibió objeciones, y varios países, entre los que la agencia EFE destaca a Noruega, Brasil y Francia, felicitaron a España por el expediente presentado para la solicitud.
El Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, también conocido como ICOMOS, recomendó al inicio de la sesión que el nombre del lugar sea cambiado por “la ciudad califal de Madinat al Zahara”, con el fin de mantener el nombre histórico. Además, pidió actualizar y aprobar el plan de operaciones para Medina Azahara con el objetivo de asegurar la preservación del lugar.
Medina Azahara alberga las ruinas de una ciudad fundada por el primer califa de Al-Ándalus, Abderramán III, de la dinastía Omeya, en el año 936, siete años después de proclamar el Califato de Córdoba.
Era, según la leyenda, el más hermoso ejemplo del esplendor de Al-Ándalus, una ciudad construida sobre varias terrazas, aprovechando la orografía del terreno, que incluía un palacio en la parte superior y una zona inferior donde estaba propiamente la ciudad, construida con ricos mármoles portugueses y llena de estanques y jardines. Sin embargo, tuvo una vida efímera, ya que quedó destruida y fue saqueada en 1010, durante una guerra civil.
Los restos de la ciudad califal permanecieron enterrados durante un milenio hasta que fueron descubiertos a comienzos del siglo XX en las afueras de la actual Córdoba. Hasta el momento, sólo 10% del conjunto arquitectónico, descubierto en 1911, ha sido excavado. Desde 1923 el yacimiento arqueológico tenía el estatuto de bien de interés cultural en la categoría de monumento.
Tras el nombramiento, la embajadora delegada permanente de España en la Unesco, María Teresa Lizaranzu, dijo que Medina Azahara es “un ejemplo único de ciudad califal dentro del ámbito europeo” y parte de un legado andalusí “del que estamos muy orgullosos”.
Con esta decisión, España se posiciona como el tercer país del mundo con más lugares inscritos en la lista de la Unesco, por delante de Francia.