Ayer, los internautas que hayan intentado buscar información en Wikipedia se habrán encontrado con que no era posible: en lugar del asunto buscado aparecía una carta en la que se explicaba que, debido a la votación en el Parlamento Europeo de la reforma de la ley que regula los derechos de autor, “la comunidad de Wikipedia en español” había decidido “oscurecer todas las páginas de la enciclopedia antes y durante la votación del texto, esto es, hasta las diez horas UTC [siete horas de Uruguay] del 5 de julio”. Lo mismo ocurrió con las versiones en italiano y en polaco de la enciclopedia.

La reforma en cuestión genera controversias especialmente en torno a los artículos 11 y 13 de la directiva, que regulan cuestiones como el derecho de los editores de medios a que se les pague por usar fragmentos de sus publicaciones y la creación de un filtro frente a la incorporación de contenidos que violen los derechos de autor. Menos polémicos son los artículos 14, 15 y 16, que preservan derechos para los autores frente a los intermediarios que gestionan sus obras (como productores audiovisuales, discográficas o editores): según explica El País de Madrid, la Unión Europea (UE) pide más transparencia y una retribución más justa para los creadores. Al mismo tiempo, les facilita las condiciones para llegar a un arbitraje o retirar los derechos de explotación en caso de disconformidad con la actuación del intermediario.

“Queremos seguir ofreciendo una obra abierta, libre, colaborativa y gratuita con contenido verificable. Llamamos a todos los miembros del Parlamento Europeo a votar en contra del texto actual, a abrirlo a discusión y a considerar las numerosas propuestas del movimiento Wikimedia [la Fundación responsable de la enciclopedia] para proteger el acceso al conocimiento; entre ellas, la eliminación de los artículos 11 y 13, la extensión de la libertad de panorama a toda la UE y la preservación del dominio público”, dice el texto publicado en Wikipedia.

Del otro lado, entre los defensores de la reforma hay artistas tan influyentes como James Blunt y Plácido Domingo, o Paul McCartney, que llegó al extremo de mandar una carta a todos los miembros del Parlamento Europeo para pedirles que apoyen una normativa que no se ponía al día desde 2001 y que, según cree, será beneficiosa para los autores y artistas europeos.