Fue un rumor durante gran parte de la tarde, pero se confirmó pasadas las 17.00, en un acto celebrado en Curitiba, en las afueras de la prisión en la que está encerrado desde abril: el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva decidió dejar de lado su candidatura presidencial para que ese lugar sea ocupado por quien era su compañero de fórmula, Fernando Haddad.

“Quiero pedir, de corazón, a todos los que votarían por mí, que voten por el compañero Fernando Haddad para presidente de la República”, dice la carta que Lula envió a la Dirección Ejecutiva del Partido de los Trabajadores, que la leyó esta mañana y decidió acompañar la posición del ex mandatario.

“Los tribunales prohibieron mi candidatura a presidente de la República. En verdad, le prohibieron al pueblo brasileño votar libremente para cambiar la triste realidad del país”, indica la misiva, en la que Lula también asegura que está preso “injustamente” y que fue “condenado por la prensa” mucho antes que por la Justicia. Agrega que sigue desafiando a cualquiera a que presente pruebas en su contra, porque “no se puede condenar a nadie por crímenes que no practicó, por dinero que no desvío, por actos que no están determinados”.

“Por acción, omisión y dilación, el Poder Judicial (...) cesó el derecho del pueblo a votar libremente”, indicó Lula. “Tal vez nada de esto hubiera acontecido si yo no liderara todas las encuestas de intención de voto. Quizás no estaría preso si hubiera aceptado no presentarme como candidato. Pero jamás cambiaría mi dignidad por mi libertad”, agrega.

Después de pedir el voto por Haddad, el ex presidente manifiesta en la carta: “Si quieren callar nuestra voz y derrotar nuestro proyecto para el país, están muy engañados. Seguimos vivos, en el corazón y la memoria del pueblo. Y nuestro nombre ahora es Haddad”.

El Partido de los Trabajadores tenía hasta hoy para presentar a un candidato en lugar de Lula o se arriesgaba a quedar excluido de las elecciones presidenciales. Haddad será el candidato a la presidencia y su compañera de fórmula será Manuela D’Ávila, la edila que bajó su precandidatura a la presidencia por el Partido Comunista de Brasil por la posibilidad de que se produjera un escenario como este.