La instalación de una nueva planta de celulosa en Durazno fue el tema central del Consejo de Ministros que se celebró ayer en Pueblo Centenario. Los argumentos centrales del gobierno para defender el proyecto son que generará muchos puestos de trabajo y que la tecnología que se usará en la planta es lo suficientemente avanzada como para evitar daños medioambientales. “Hay que diferenciar las plantas de celulosa, que desde el inicio se planifican de modo que no afecten al ecosistema, de la actividad agropecuaria que nos dedicamos a estimular sin preocuparnos por lo que puede pasarle al medioambiente. De lo de UPM se encargan los gringos, no nosotros, así que el pueblo puede estar tranquilo”, declaró una fuente gubernamental. La oposición al proyecto de UPM y al tren que se planea construir no sólo vino de parte de los vecinos, sino también de la oposición y de movimientos sociales. El ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, respondió los cuestionamientos acusando a quienes los plantean de poner “palos en la rueda”. “Es desleal que hagan eso con proyectos que generan tantas fuentes de trabajo, pero que lo hagan específicamente con el tren es criminal, porque los vagones van a ser muy livianitos y pueden descarrilar con muy poquito. Hay que cuidarse de las personas que quieren hacer daño al país aprovechándose de que no podemos gastar mucho en un proyecto incierto. Porque obviamente no vamos a invertir en un tren de buena calidad si después UPM no se instala”.