Ante un teatro Solís completamente abarrotado, Angela Davis compartió un discurso que emocionó e interpeló. Se refirió a la interseccionalidad, al feminismo como herramienta de lucha, a la importancia de combatir el racismo, al lugar emergente de las mujeres negras y a la situación de las cárceles, entre otras cuestiones.

En su conferencia, Davis halagó a Uruguay, al que consideró “un faro para el resto del mundo”, entre otras cosas por el aborto legal, “lo cual significa que respeta los derechos reproductivos de las mujeres”, la ley para la reproducción asistida, el matrimonio igualitario y la legislación para proteger los derechos de las personas transexuales.

“Aprendí que Uruguay no es un país chiquito. Quizás su población no es numerosa, pero se ha convertido en una de las visiones más prodigiosas de la democracia del futuro”, aseguró la estadounidense.

También tuvo palabras dirigidas a criticar la discriminación contra las personas afrodescendientes. “No pude visitar una cárcel en Uruguay pero, aun así, estoy segura de que hay una población desproporcionada de presos afrodescendientes, como en el resto de América”, dijo. “¿Quieren ver la suma de todas las exclusiones que produce la sociedad? Vayan a la cárceles. Allí están los negros, los jóvenes, los musulmanes”, agregó.

“La lucha continua por la libertad se encuentra en el corazón de la democracia. Aquellos que luchan por defender la democracia son quienes no aceptan que esté condicionada por el capitalismo, el heteropatriarcado y el racismo”, aseguró.

Desde el teatro Solís Davis se dirigió al Quincho de Varela para participar de una cena organizada por el Movimiento de Participación Popular. Allí fue recibida por la vicepresidenta Lucía Topolansky, el ex presidente José Mujica, y la precandidata del Frente Amplio Carolina Cosse.