La destitución del ministro de Cultura de Brasil, el colombiano nacionalizado brasileño, Ricardo Vélez, se da prácticamente como un hecho por estas horas, si bien el presidente Jair Bolsonaro afirmó que tomará una decisión sobre el tema recién el lunes.

“Está bastante claro que él no está acertando en su tarea. Él es un tipo honesto, pero está faltando gestión, que es algo importantísimo”, afirmó el mandatario esta mañana durante un encuentro con periodistas en Brasilia.

“El lunes el tema va a ser resuelto. Vélez es una buena persona y el que va a decidir si sigue o no soy yo”, afirmó Bolsonaro, que no descartó designar al ministro saliente en otro puesto de la administración, según informó Folha de Sao Paulo.

Vélez, de 75 años, participó ayer en un evento empresarial en la localidad paulista de Campos do Jordão, y ante la pregunta de los periodistas allí presentes afirmó que no dejará su cargo y aseguró que el presidente no habló con el sobre el tema.

Desde que comenzó su gestión, el 1º de enero, el ministerio de Educación, que es uno de los que mayor presupuesto tiene dentro del organigrama de gobierno. Vélez es un conocido catedrático de ultraderecha, que llegó al cargo a instancias de Olavo de Carvalho, escritor y pensador brasileño que vive desde hace más de una década en Estados Unidos y que es uno de los principales referentes intelectuales de Bolsonaro. Las posturas de Carvalho suelen chocar con la otra pata fuerte del gobierno de Bolsonaro, los militares, que pretenden más acciones concretas y menos ideológicas dentro del ministerio, donde ya han sido despedidos más de una decena de funcionarios que ocupaban altos cargos, lo que ha generado prácticamente la paralización de la cartera.

Si bien la lucha contra el analfabetismo es una de las prioridades del actual ministerio de Educación, poco se ha hecho al respecto y sin embargo Vélez ya protagonizó varias polémicas por acciones con claro signo ideológico. La más polémica de todas fue una carta enviada desde el ministerio a todas las escuelas de Brasil, tanto públicas como privadas, pidiendo a los directores que leyesen una carta firmada por el ministro Vélez a los alumnos, profesores y funcionarios. Además, éstos deberían estar encolumnados delante de la bandera brasileña para escuchar el himno luego de la lectura del documento, que finalizaba con el slogan de campaña de Bolsonaro, “Brasil encima de todo, Dios por encima de todos”. La medida generó un tremendo revuelo, incluso desde dentro de la derecha, lo que llevó a Vélez a dar marcha atrás y afirmar que su mensaje fue malinterpretado.

La semana pasada, en otro episodio desafortunado, Vélez durante una intervención en la Cámara de Diputados puso como ejemplo de conducta a su compatriota, el fallecido narcotraficante Pablo Escobar Gaviria. “Pablo Escobar había reservado canchas de fútbol para los jóvenes y una pequeña biblioteca. De esa forma, los jóvenes no consumían cocaína porque este producto estaba orientado a la exportación”, afirmó Vélez, quien también con esas declaraciones siguió sumando rechazos desde todos los espectros políticos y sociales del país.