Dentro del grupo de razas mundialmente reconocidas, la dálmata es una de las más recordadas, quizás porque la noventosa remake de 101 dálmatas le dio el empujón final.

Si bien la Federación Cinológica Internacional le asigna como lugar de origen la zona que hoy conocemos como Croacia, existen historiadores que defienden otras teorías. Una de ellas ubica a la raza en la civilización egipcia, ya que en sus murales, además de haber dibujado gente de costado y ovnis, aparecen perros con manchas corriendo al lado de carruajes tirados por caballos.

Siguiendo esta línea de interpretación, Grecia también se postula como candidata. Pinturas de perros blancos con manchas negras redondeadas, que datan del año 1600 AC, fueron encontradas próximas a algunas ciudades.

Una teoría aparte relaciona su nombre con un área determinada de Croacia, no como madre patria sino porque allí tomó notoriedad. Al parecer los gitanos solían viajar por Europa con este tipo de perros, y fue en Dalmacia donde se estableció y perfeccionó la raza gracias a los cruces entre los pointer y los bull terrier. Sin embargo, a ciencia cierta, su origen aún sigue siendo un misterio.

Oficios

En Italia los dálmatas tuvieron su romance con el mundo religioso. Durante el siglo XVII estos perros fueron funcionales al mismísimo papa. De hecho, llegaron a ostentar el título de “símbolo papal”.

Pero si aspira a perpetuarse, toda raza debe tener un propósito útil (o un buen mánager). Y, aunque las aptitudes del dálmata como perro de caza eran buenas, fue su llamativo pelaje lo que hizo que la Inglaterra del siglo XVIII lo adoptara. El curioso vínculo de estos perros con los caballos les dio una función, puesto que la aristocracia los utilizaba para vigilar sus tropillas, pero también como elementos decorativos del paisaje. La facilidad con que lograban correr, incluso bajo los ejes de los carruajes, hizo el resto. De hecho, eran tan leales que, cuando los caballos descansaban, también lo hacían ellos.

Al dálmata la popularidad le llegó cuando se convirtió en perro bombero. No fue por la capacidad del cachorro para la utilización de mangueras, sino por otros atributos. Inicialmente los dálmatas estaban abocados al control de ratas y demás plagas que rondaban el lugar de descanso de los caballos en el destacamento policial. Luego su conexión con esos animales hizo que se les asignara otro tipo de tareas. La facilidad con que los perros lograban desplazarse entre los equinos, la gran resistencia para correr grandes distancias y otras habilidades les otorgaron un rol fundamental para mejorar la eficiencia del cuerpo de bomberos: cuando ocurría un incendio, salían por la calle ladrando con la intención de avisar a la población que, tras ellos, venían los carros a toda prisa. Básicamente se puede decir que fueron de las primeras sirenas urbanas. Al mismo tiempo, su presencia brindaba seguridad a los caballos, ya que ayudaban a disuadir a otros perros y a alejar cualquier amenaza.

Desplazados los carruajes por los camiones que conocemos hoy, se podría pensar que el dálmata y los bomberos dejaron de estar emparentados. Pero no. Hoy en día se los puede ver acompañando la marcha, ya no corriendo al lado del vehículo sino dentro de la cabina del conductor. La razón es más simbólica que otra cosa.

En Estados Unidos el dálmata estuvo en auge, en parte, gracias al cine. Luego del libro 101 dálmatas, publicado por Dodie Smith en 1956, y de la película animada que Disney estrenó en 1961, conocida en español como La noche de las narices frías, la raza logró no sólo la atención de los norteamericanos, sino de buena parte del mundo.

Pero antes de la fama hollywoodense, el dálmata se fue insertando entre la población estadounidense de manera muy similar a como lo hizo antes en Inglaterra. Hasta el propio George Washington fue propietario de varios dálmatas que lo acompañaban y protegían su carruaje mientras se desplazaba por el naciente imperio.

Dálmata

Peso promedio: 18-25 kilos.

Altura: 53-58 centímetros desde el omóplato.
Expectativa de vida: 12-14 años.

Al nacer, los cachorros son totalmente blancos. Las manchas comienzan a aparecer a las dos semanas.

De temperamento muchas veces reservado con extraños, estos canes suelen ser enérgicos y activos, por eso es vital proporcionarles ejercicio. Pueden padecer algunas enfermedades en mayor proporción: se estima que 10% de los dálmatas nacen sordos. Tal afección suele ser hereditaria, por eso conocer la salud de sus progenitores es recomendable. También pueden padecer problemas urinarios, más precisamente cálculos vesicales, producto de alteraciones enzimáticas propias de la raza.