Fiscales del grupo de tareas de la operación Lava Jato usaron filtraciones para manipular a los sospechosos para que creyeran que serían denunciados, incluso cuando no era así. La intención, dijeron explícitamente en chats de Telegram, era intimidar a sus objetivos para que aceptaran hacer delaciones.

Además de ser éticamente cuestionable, este tipo de filtraciones demuestra que el coordinador de la Lava Jato, Deltan Dallagnol, mintió al público al negar categóricamente que los funcionarios públicos proporcionaron información sobre la operación. Dallagnol participó en grupos en los que se planificaron, discutieron y llevaron a cabo las filtraciones. En uno de ellos, el propio coordinador hizo el tipo exacto de filtración que negó públicamente que hubiese salido del grupo de tareas.

Un ejemplo ilustrativo de este método se ve en fases relativamente tempranas de las operaciones. El 21 de junio de 2015, el abogado de la Lava Jato Orlando Martello envió la siguiente pregunta a su colega Carlos Fernando Santos Lima en el grupo “FT MPF Curitiba 2”, que reúne a miembros del grupo de tareas: “¿Cuál fue la estrategia de revelar los próximos pasos en Eletrobras, etc?”. Santos Lima contestó que no sabía de qué estaba hablando Martello, pero con mucha franqueza dijo: “Mis filtraciones siempre tienen como objetivo hacerles pensar que las investigaciones son inevitables e incentivar la colaboración”.

Según la ley brasileña de organizaciones criminales (que establece las reglas de los testimonios premiados, es decir, las delaciones), el acuerdo sólo puede aceptarse si la persona colabora “efectiva y voluntariamente”. Pero el fiscal admitió a sus colegas que usaba a la prensa para forjar un ambiente hostil y de ese modo obtener delaciones por medio de la manipulación, lo que interfiere con su carácter voluntario.

La conversación tuvo lugar dos días después de la 14ª fase de la Lava Jato (centrada en los contratistas Odebrecht y Andrade Gutierrez). Los fiscales debatían estrategias para llegar a un acuerdo de delación con Bernardo Freiburghaus, denunciado como operador de sobornos de Odebrecht. Freiburghaus escapó de la operación porque se había mudado a Suiza en 2014 y había una orden de prisión preventiva en su contra con alerta de Interpol.

En el chat, Santos Lima asume, sin ninguna reserva, que filtraba información a la prensa. Además, su propio comentario implica que esta era una práctica habitual, ya que se refiere a las filtraciones en plural (dice “mis filtraciones”). Y el fiscal declara con aparente orgullo y convicción que lo hacía con objetivos bien definidos: inducir a los sospechosos a actuar de acuerdo a su propio interés.

Es importante tener en cuenta que el comentario del fiscal no provocó ninguna respuesta de los otros miembros de la Lava Jato. En el transcurso de las conversaciones, el resto del grupo permaneció en silencio.

El mismo día, Dallagnol y Martello anunciaron en el chat que habían filtrado a periodistas de Estadão información de que Estados Unidos ayudaría a investigar a Freiburghaus como una forma de presionar al investigado. Le estaban anticipando a un periodista movimientos en la investigación. Dallagnol fue responsable de la filtración, como se muestra su conversación del 21 de junio de 2015 con el periodista.

Tras ese intercambio, el periodista advierte que la historia sobre la ayuda de Estados Unidos en el caso Odebrecht (que no se formalizó en ese momento) sería el titular del Estadão al día siguiente.

De vuelta en el grupo “FT MPF Curitiba 2”, una conversación entre los días 21 y el 22 detalla las intenciones del grupo de tareas respecto de Freiburghaus:

Deltan Dallagnol - 20:33:52 - Mañana la cooperación con Estados Unidos por lo de Bernardo es el titular del Estadão.

La información filtrada por el grupo de trabajo efectivamente apareció en los titulares de los periódicos, y los métodos de presión sobre el denunciante se reanudaron poco después en el mismo chat:

Dallagnol - 01:57:20 - Hay que ponerlo de rodillas y ofrecerle redención. No hay forma de que no acepte.

Al final, la estrategia falló y Freiburghaus no hizo delaciones.

Lo que lo hace este hecho aun más relevante es que Dallagnol ha negado públicamente que los miembros de la Lava Jato hayan hecho filtraciones. En una entrevista con BBC Brasil luego de un discurso que pronunció en Harvard en abril de 2017, Dallagnol dijo: “los funcionarios públicos no filtran información: la violación ocurriría debido al acceso inevitable a datos secretos por parte de los acusados y sus defensores”. Cuando se le preguntó directamente si el grupo de tareas había cometido filtraciones, el fiscal respondió: “En los casos en que sólo los funcionarios públicos tenían acceso a los datos la información no se filtró”.

La oficina de prensa de la Lava Jato negó que los fiscales hubieran filtrado información en el caso de Estadão, y le dijo a The Intercept que el grupo de tareas “jamás filtró información sensible a la prensa, en contra de lo que sugiere el cuestionario recibido”. Para justificar esa negativa, el grupo de tareas argumentó que la información transmitida a la prensa debe ser ilegal o violar una orden judicial para ser caracterizada como una “filtración”. En este sentido, el grupo de tareas argumentó que el material enviado por Dallagnol a Estadão no viola, en su opinión, ni la ley ni la orden judicial, y por lo tanto no puede considerarse una filtración.

Sin embargo, esta investigación no afirma ni sugiere que Dallagnol o Santos Lima hayan cometido el delito de violación de la confidencialidad o que hayan desobedecido órdenes judiciales al filtrar información que el público desconocía. El argumento de este informe es que hicieron exactamente lo que Dallagnol le dijo a la BBC que nunca hicieron: filtraron información interna sobre investigaciones que el público y los medios desconocían para lograr sus objetivos.

Para defender a Dallagnol de las evidencias claras de que mintió, el grupo de tareas está tratando de inventar una nueva definición de “filtración”, un significado que sólo considera filtración aquello que implica una violación de la ley o una orden judicial. Pero eso no es lo que la mayoría de las personas entiende como filtración. En su entrevista con BBC Brasil, Dallagnol no negó que el grupo de trabajo haya realizado filtraciones ilegales: negó que el grupo de trabajo haya realizado filtraciones de cualquier tipo: “Los funcionarios públicos no filtran información”, dijo, y agregó: “En casos en los que sólo los funcionarios públicos tuvieron acceso a los datos, la información no se filtró ”.

La insistencia del grupo de tareas en que nunca hizo filtraciones es especialmente extraña dado que el propio Santos Lima se jactó de haber hecho exactamente eso, usando precisamente la palabra filtración: “Mis filtraciones siempre tienen como objetivo hacerles pensar que las investigaciones son inevitables y alentar la colaboración”, escribió, lo que demuestra que incluso los propios fiscales no entienden la palabra “filtración” como la definen ahora. Además, en su conversación con el periodista de Estadão, Dallagnol describió la información que estaba enviando sobre la colaboración propuesta con Estados Unidos como “novedad”, y por esta razón insistió en que la información que envió sólo podía publicarse sin aclarar el nombre de la fuente (“manteniendo mi nombre en off”, dice). Si la información ya era pública, como pretende la Lava Jato, ¿por qué pedir que el nombre de Dallagnol no fuera publicado?

Además, en el mismo comunicado enviado a The Intercept se admite que los fiscales adelantaron una acción de investigación a Estadão, información privilegiada, aunque no protegida por el secreto judicial formal. “El único caso mencionado en la consulta del grupo de tareas se refiere a un informe de Estadão que combinaba datos disponibles en procedimientos públicos e información nueva, igualmente no confidencial, sobre posibles estrategias futuras para la formulación de solicitudes de cooperación, lo que no configura una filtración ”, dice la nota. De hecho, la colaboración con Suiza citada en el informe fue pública, pero la “información nueva” (la petición de ayuda a Estados Unidos) no fue pública porque ni siquiera se había formalizado hasta que se publicó el texto.

Por lo tanto, cuando el grupo de trabajo niega que los fiscales hicieron exactamente lo que Dallagnol afirmó de forma falsa que nunca hicieron –filtrar a los medios información que no era conocida por el público–, esto es desmentido por las propias palabras de los fiscales en los chats a los que tuvo acceso The Intercept, en el que ellos mismos describen sus acciones como “filtraciones”. También es desmentido por la insistente solicitud de Dallagnol al periodista de que la información transmitida a Estadão no debía ser atribuida a él. También es desmentido en los repetidos episodios en los que los fiscales admiten que filtran información sobre investigaciones a los medios a menudo utilizando específicamente la palabra “filtraciones” que ahora buscan redefinir. Y finalmente, es desmentido por el comunicado enviado a The Intercept.

Estas filtraciones no fueron casos aislados. En 2016, fiscales de la Lava Jato hablaron abiertamente sobre el uso del “filtraciones selectivas” a los medios destinados a influir y manipular una supuesta solicitud de libertad para el ex presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha.

Los diálogos prueban que Dallagnol le mintió a la BBC. La negación se produjo después de que Dallagnol participó en varias conversaciones en las que sus colegas del grupo de tareas discutieron explícitamente hacer lo que él negó públicamente. Es decir, promover filtraciones y usar los medios para sus propios intereses. Irónicamente, el propio Dallagnol señaló a la BBC lo compleja que era la tarea de probar que había habido filtraciones, porque, según él, los involucrados siempre las niegan: “Es muy difícil identificar el punto [de origen de la filtración], porque lo negarán”, dijo.

Traducido por la diaria por acuerdo con The Intercept

Las conversaciones son parte de un paquete de mensajes que The Intercept comenzó a presentar el 9 de junio, en una serie conocida como Vaza Jato. Los archivos reúnen chats, fotos, audios y documentos de fiscales de la Lava Jato compartidos en varios grupos y chats privados de la aplicación Telegram. La declaración conjunta de los editores de The Intercept y de Intercept Brasil explica los criterios editoriales utilizados para publicar estos materiales.