Hoy se cumplen 60 años de la inauguración de Brasilia, la ciudad proyectada por el arquitecto Oscar Niemeyer para que funcionara como capital de Brasil. La crisis sanitaria hizo que algunas de las actividades planeadas para la celebración del aniversario se suspendieran, aunque se incorporaron otras. “Estamos buscando entre los apuntes, bocetos y planos de Niemeyer algún indicio de un botón de autodestrucción. En principio creemos que no hay ninguno, pero estamos tan desesperados que no queremos descartar esta posibilidad hasta que la hayamos explorado a fondo”, declaró una alta fuente del gobierno brasileño. Es que en casi todo el espectro político del país norteño hay un gran malestar con Jair Bolsonaro y su gestión de la crisis del coronavirus. Los recelos hacia el mandatario parten incluso desde sus aliados más cercanos. Un oficial del Ejército, que ocupa un cargo importante en el gobierno, consideró que “hacer volar por los aires a Brasilia sería muy triste, pero también es la única solución que se nos ocurre para evitar un apocalipsis. En definitiva todos sabíamos que en algún momento de la lucha contra el coronavirus se iban a tener que sacrificar las vidas de algunos para proteger las de la mayoría”.

El militar consideró que esta estrategia “tiene la ventaja de que, con un poco de presión, podríamos hacer que el propio Bolsonaro accionara el botón, porque ese tipo claramente no está bien de la cabeza. Realmente sería un regalo de Dios si ese botón existe”.