La pandemia ocasionada por el nuevo coronavirus nos hizo cambiar ciertos hábitos diarios: desde cómo trabajar hasta cómo sociabilizar. Para muchas de esas tareas se nos hizo indispensable tener al menos un dispositivo conectado a internet para poder trabajar y hasta reunirnos con amigos o familiares. En un primer momento, nuestros teléfonos móviles podían ser suficientes para ello, pero llega un punto en que necesitamos mayor tamaño y empezamos a pensar en una computadora o laptop si no disponíamos de una o estábamos muy desactualizados con la que contábamos.

En el proceso de búsqueda podremos encontrar máquinas de gama baja cuyo precio está en el entorno de 600 a 800 dólares; de gama media, hasta 1.200 dólares, y de gama alta, de ese precio en adelante. Todas estas opciones son máquinas llamadas PC (pueden venir con Windows o Linux preinstalado) o son dispositivos Mac. Sin embargo, hay un grupo de laptops cuyos precios varían entre 200 y 400 dólares aproximadamente, que no cuentan con estos sistemas operativos y forman parte de otro grupo: las Chromebooks.

Estas laptops, que comenzaron a venderse por primera vez en junio de 2011, son computadoras personales que, como su nombre lo indica, trabajan con el sistema operativo desarrollado por Google: Chrome OS. Su principal diferencia respecto de las otras opciones en el mercado es que trabajan principalmente en la nube.

La principal ventaja de esto es que permite que el dispositivo no necesite tener un hardware de gran poder, porque dependerá del poder del hardware remoto. Sin embargo, el gran problema es que precisan contar con buena conectividad a internet para acceder a los archivos remotos. No obstante, esto no significa que no se pueda trabajar con archivos que se encuentren en la máquina o en dispositivos de almacenamiento externo, como un pendrive.

Entonces, ¿para qué me puede ayudar las laptops de este tipo si no cuentan con un gran disco duro o gran poder? Justamente, están pensadas para realizar tareas ofimáticas (trabajar con documentos en Google Drive, por ejemplo) o videollamadas, tan popularizadas en los últimos tiempos.

Por otra parte, no tienen por qué depender exclusivamente del ecosistema Google: a mediados de junio de este año se anunció la integración con la empresa Parallels, de forma de dar soporte nativo a las aplicaciones de Microsoft Office, entre otras aplicaciones populares.

También distracción

Como la vida no es sólo trabajo, estos dispositivos son muy eficaces para ejecutar tareas multimedia. Por eso, resultan ideales para reproducir cualquier servicio de video por streaming (Youtube, Netflix, Amazon Prime, etcétera), sin necesidad de instalar aplicaciones.

Esto se debe a que todo el sistema operativo funciona como un gran navegador, por lo que se puede (y se debe) sincronizar con una cuenta de Google. Esto permite, por ejemplo, hacer configuraciones que se crucen tanto desde la laptop como desde cualquier otra máquina que tenga el navegador Chrome y nuestra cuenta de Google asociada.

Es más, las aplicaciones que es posible instalar están disponibles en el Chrome Web Store, lugar donde alguna vez el lector curioso habrá buscado extensiones para su browser.

Por lo tanto, estos dispositivos son opciones más que recomendables si las exigencias de usuario no son grandes y se pretende una computadora de bajo costo que permita trabajar, estudiar y realizar algo de ocio por un precio bajo.