Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Las previsiones iniciales del Frente Amplio (FA) y el PIT-CNT para este primer año de gobierno de Luis Lacalle Pou quedaron pronto tan fuera de foco como las del oficialismo. La covid-19 cambió drásticamente la situación para todos, y desde la oposición social y política es complejo tomar decisiones sobre dos dilemas centrales: promover o no un referéndum contra la ley de urgente consideración (LUC) y definir una posición acerca de la reforma del sistema de seguridad social.

Lo previsible hasta el 13 de marzo era un empuje de la “coalición multicolor” para aprobar con rapidez los proyectos que figuran en su acuerdo preelectoral. En ese marco, la agenda de los opositores se habría centrado en ir viendo de qué formas y con qué ritmo tratarían de ejercer una presión contraria, atentos a la posibilidad de que varios de esos proyectos disminuyeran el apoyo popular del gobierno, y a las diferencias internas del oficialismo.

Desde el 13 de marzo, el desempeño del Poder Ejecutivo en relación con la emergencia sanitaria pasó a ser una variable principal –quizá la principal– para que la ciudadanía lo juzgara, y la contención de los contagios probablemente explica buena parte de la evaluación positiva que muestran las encuestas.

No deben ser muchos los que culpen directamente a Lacalle Pou por la crisis económica y social que acompaña a esta emergencia. En todo caso, lo que se discute es si podía y puede brindar más asistencia a la gran cantidad de personas afectadas. El oficialismo insiste a diario en que los gobiernos del FA dejaron al Estado sin recursos; la oposición replica que el déficit fiscal era manejable y que hay líneas de crédito disponibles. Es muy probable que, para juzgar quién dice la verdad, gran parte de la ciudadanía se maneje más con convicciones que con datos.

Por otra parte, casi todo ha cambiado en la vida social, y eso debilita cualquier cuestionamiento al gobierno por la persistencia de problemas que prometió solucionar con rapidez, como los de seguridad pública.

Además, muchas propuestas incluidas inicialmente en el proyecto de LUC quedaron por el camino, no sólo por lo que hizo la oposición, sino también (y probablemente más) porque en el oficialismo no hubo votos suficientes para aprobarlas. El contenido final de esa norma es atacable, pero no tanto como se esperaba.

Todo lo antedicho, junto con los problemas actuales para la movilización militante, es sopesado por la dirigencia de la central sindical, con plena conciencia de que tanto la inacción como el fracaso de una campaña de referéndum pueden resultar contraproducentes para sus intereses.

Los sectores frenteamplistas postergan la discusión del tema, alegando que esperan definiciones del PIT-CNT, aunque esto es muy parecido a decir que discutirán en ese ámbito.

En cambio, los grupos del FA no pueden trasladar a otro escenario su debate sobre la situación del sistema de seguridad social, con miras a decidir qué posición llevará esa fuerza política a la comisión de 15 integrantes encargada de realizar un diagnóstico y plantearle recomendaciones al Poder Ejecutivo. Todavía no han logrado ponerse de acuerdo.

Hasta el lunes.