Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

La noticia no es inesperada pero duele. El Instituto Nacional de Estadística informó ayer que la cantidad de personas en situación de pobreza aumentó casi tres puntos porcentuales durante el año pasado, llegando a 11,6% de la población. En otras palabras, unas 100.000 personas más.

La comparación con 2019, cuando la proporción de pobres en el total había sido 8,8% (siete décimas de punto porcentual más que en 2018), presenta algunos problemas técnicos, porque los datos más recientes no se recabaron en forma presencial. De todos modos, es muy poco probable que haya una distorsión relevante en el registro.

Como ya venía sucediendo, la pobreza afecta más a los hogares con jefatura femenina en todo el país, y más a las personas jóvenes que a las de mayor edad.

Nadie puede ignorar que la emergencia sanitaria fue un factor de mucha importancia para que se produjera el fenómeno. Sin embargo, no fue el único.

El impacto de la pandemia sobre la actividad económica determinó claramente caídas del empleo y de los ingresos, pero también es notorio que el Poder Ejecutivo, respaldado por votos oficialistas en el Parlamento, dispuso una pérdida de salario real en el sector público, y que aseguró que habrá luego una recuperación, pero todavía no asumió compromisos sobre cuándo y cómo producirla.

Por otra parte, y en el marco de las directivas de reducción del gasto desde la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y el Ministerio de Economía y Finanzas, no se han aplicado políticas relevantes para la creación de puestos de trabajo desde el sector público. En el Poder Ejecutivo predomina la convicción de que el “empleo genuino” es el del sector privado, y se espera que algún día el éxito de los “malla oro” derrame prosperidad sobre el resto de la sociedad.

Las medidas de reducción del daño se focalizan en el desarrollo de algunas políticas del Ministerio de Desarrollo Social, que en varios casos también se han visto afectadas por un presunto recorte de “despilfarros”, y que en otros resultan de poco monto con relación al aumento de las necesidades. El Ejecutivo ha rechazado expresamente en varias ocasiones la propuesta de brindar un ingreso transitorio de emergencia a sectores más amplios afectados por la crisis.

Todo esto fue señalado ayer, una vez más, por el PIT-CNT. En una conferencia de prensa, dirigentes de la central sindical cuestionaron tanto la insuficiencia de las políticas de mitigación de la pobreza como la reiterada negativa del presidente Luis Lacalle Pou a establecer, por vía impositiva, un aporte a esas políticas por parte de quienes, pese a la pandemia, han mantenido grandes ingresos.

La reducción del déficit fiscal no debe lograrse a costa de un “déficit social”, sentenció el presidente del PIT-CNT, Fernando Pereira. Apuntó además que las medidas de prevención de contagios tendrían que incluir un mayor control del cumplimiento de los protocolos en lugares de trabajo, que según las inspecciones realizadas dejan realmente mucho que desear.

Falta mucho para que la vacunación mejore la situación sanitaria, pero todo indica que revertir sus efectos sociales será aún más lento y difícil.

Hasta el lunes.