Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El ministro de Defensa Nacional, Javier García, opinó que el discurso preparado para el Día del Ejército por el comandante en jefe de esa fuerza, Gerardo Fregossi, marcó “un antes y un después”. Sin embargo, fue algo muy parecido a lo que sucesivos comandantes del Ejército han dicho en esa fecha.

Se ha vuelto costumbre que la oratoria del 18 de mayo sea, como la de los cierres de la Expo Prado, un manifiesto corporativo de autoexaltación y reclamos al gobierno, explícitos en el primer caso y habitualmente indirectos en el segundo, pero ayer los de Fregossi fueron planteados sin eufemismos.

Nada impide ese tipo de expresiones a los dirigentes ruralistas. En el caso de los comandantes en jefe, no es pertinente que se tomen la libertad de cuestionar, en nombre de su fuerza, normas aprobadas por el Parlamento, promulgadas por el Poder Ejecutivo y vigentes, como lo hizo Fregossi en relación con las reformas de la llamada “caja militar” y de la Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, expresando su deseo de que sean rectificadas.

Es justamente esa Ley Orgánica la que establece, en su artículo 87, que el personal militar en actividad no puede formular “críticas sobre la organización y estructura de la institución, gestión y políticas adoptadas”. A su vez, el reglamento del Ejército tipifica como una falta de disciplina “pretender influir o intervenir” en las decisiones de poderes del Estado.

Cuando Guido Manini Ríos ocupaba el cargo en el que hoy está Fregossi, fue sancionado con 30 días de arresto a rigor tras realizar críticas a la reforma de la caja militar. En esta materia sí hay un antes y un después.

Fregossi sostuvo que integrar las Fuerzas Armadas se ha vuelto menos atractivo desde el punto de vista económico. Señaló que la posibilidad de ascender depende ahora de que existan vacantes en el grado superior, que los beneficios de retiro disminuyeron y que la edad de retiro obligatorio aumentó, acotando la creación de vacantes.

No se refirió, en cambio, a la magnitud de las transferencias que debe recibir la caja militar para pagar beneficios de retiro que, aun con la reciente reforma, son muy superiores a los que recibe la mayoría de la población.

El comandante en jefe destacó lo hecho por las Fuerzas Armadas en el marco de la emergencia sanitaria. Si con eso buscaba justificar su existencia y sus jubilaciones, cabe acotar que tales tareas (entre ellas, brindarles comida y alojamiento a personas afectadas por la crisis) son sin duda necesarias y es correcto que el Estado las realice, pero no tienen por qué ser encomendadas a los militares.

La defensa de las Fuerzas Armadas no debería apoyarse en criterios pragmáticos como el de quienes alegan que, ya que están, son aprovechables para una gran diversidad de tareas, a un costo reducido porque sus integrantes están disponibles full time y deben hacer lo que se les manda. Semejante resignación a los hechos consumados resulta bastante indecorosa como sustento de las invocaciones al honor y a la patria.

En todo caso, las cuestiones de fondo no se resolvieron durante los gobiernos del Frente Amplio y nada indica que se vayan a resolver ahora. En esta materia no hay un antes y un después.

Hasta mañana.