Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El Poder Ejecutivo suele adoptar el estilo del presidente Luis Lacalle Pou: alega que “la autoridad no se comparte”, es muy reacio a la participación formal de partidos u organizaciones sociales en los procesos para tomar decisiones, desatiende con frecuencia las propuestas que se le plantean, y en general considera que “hacerse cargo” es resolver por sí y ante sí. Pero para algunos asuntos hay excepciones.

Se acerca una nueva ronda de Consejos de Salarios y el Ejecutivo convocó para empezar, como es habitual, al Consejo Superior Tripartito, que se reunirá el viernes 18. Pero aún no presentará, como también es habitual en ese primer encuentro con las cámaras empresariales y el PIT-CNT, lineamientos que enmarquen la negociación.

Según el director nacional de Trabajo, Federico Daverede, la idea es, primero, “pensar un poco entre todos qué pasa” y si el contexto actual permite recuperar salarios.

El año pasado el Ejecutivo sí planteó lineamientos para la negociación, el 5 de junio. Ante la circunstancia imprevista de emergencia sanitaria, que golpeó en forma muy dura a gran parte de los sectores, se acordó abrir un “período puente”. Hubo ajustes que determinaron pérdida de poder adquisitivo con pocas excepciones, y quedó planteado que ese daño comenzaría a reducirse en 2022 si la situación económica lo permitía.

El término “recuperación”, que se usa mucho para hablar de lo que pasará después del “período puente”, puede causar confusiones. Los aumentos salariales no acompañaron el crecimiento de los precios durante ese período, y por lo tanto disminuyó el poder de compra de los trabajadores, pero nadie va a devolverles la diferencia entre lo que cobraron y lo que podrían haber cobrado.

Lo que va a pasar en el mejor de los casos, y aún no está claro cuándo, es que los porcentajes de aumento salarial vuelvan a alinearse con la inflación (o sea, que no se siga perdiendo cada vez más poder de compra), o que lleguen a ser un poco mayores que esta (o sea, que el poder de compra después de esos aumentos crezca un poco, aunque no necesariamente vuelva a ser el mismo que antes del “período puente”). En cualquiera de las dos opciones, lo que se perdió quedará perdido.

No está claro que vayamos hacia el mejor de los casos. Las cámaras empresariales aspiran a que se establezca un nuevo “período puente”, con más pérdida de salario real y otra postergación del momento en que la brecha entre precios y sueldos deje de crecer, o eventualmente comience a disminuir. El PIT-CNT no acepta esto.

Si el Ejecutivo no marcara lineamientos, la variedad de relaciones de fuerzas entre empresas y sindicatos llevaría a resultados muy desiguales, en un marco de alta conflictividad. Con algo de experiencia sobre la forma en que actúa este gobierno, no debe descartarse que primero deje instalarse la idea de que vamos hacia una situación pésima para los trabajadores, para tomar luego decisiones que impliquen algo un poco mejor, pero sin duda malo.

Sea como fuere, el desenlace no dependerá sólo de lo que el Ejecutivo resuelva hacer o de cómo lo presente, sino también ‒y como siempre‒ de la fuerza, la unidad y la inteligencia de trabajadores y patrones. Le dicen lucha de clases.

Hasta mañana.