Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Tras las elecciones nacionales de 2019 el Frente Amplio (FA) quedó bastante golpeado y desconcertado, con el tema de “la autocrítica” instalado en su agenda, pero sin mucha claridad o convicción para procesarlo. A casi 20 meses de aquella derrota, hay un extenso documento de “Balance, evaluación crítica, autocrítica y perspectivas”, elaborado durante el año pasado y que se tratará en el próximo Congreso, previsto para octubre, pero la situación política ha cambiado y algunas de las cuestiones mencionadas en ese título ya comenzaron a encararse por la vía de los hechos.

Mañana se reunirá el Plenario Nacional del FA, en el que Javier Miranda dejará la presidencia del partido y se tomarán decisiones sobre la conducción transitoria hasta que se decida quién lo sucederá, en el mencionado Congreso o en elecciones internas previstas para el 5 de diciembre.

Es muy probable que otros puntos del orden del día se dejen para comienzos del mes que viene, porque en la agenda de mañana está también, con alta prioridad, la consideración de un informe sobre la campaña por el referéndum contra la ley de urgente consideración (LUC), que ha sido el acontecimiento de mayor importancia para que el FA cambie su manera de mirar el presente y el futuro. Esto implica también, como suele suceder, un cambio en la manera de abordar el pasado y la famosa autocrítica.

El extenso documento mencionado más arriba creció un poco más, en la sección referida a las perspectivas, con nuevas consideraciones redactadas el 11 de este mes, tres días después de la entrega de las firmas por el referéndum a la Corte Electoral.

Es muy significativo que se haya incluido expresamente en ese agregado, recién después de la entrega de firmas, una “caracterización de la etapa” política del último año, con mayor definición de los lineamientos de trabajo hasta las próximas elecciones nacionales. La casi segura realización del referéndum, que no todos en el FA esperaban, se vuelve un importante eje ordenador, y el nuevo texto habla de un “cambio cualitativo” en “lo político y en lo anímico”.

Este logro no resuelve por sí solo los problemas que afronta el FA (entre ellos, el documento señala una “microfragmentación”, que dificulta la síntesis y la conducción), pero aporta algunas pistas. La elaboración previa había reconocido un distanciamiento inconveniente entre el partido y gran parte de la sociedad, incluyendo en buena medida a sus propias bases. La campaña de recolección de firmas por el referéndum redujo las distancias, sobre todo porque desde la sociedad se avanzó hacia la política y se la obligó a cambiar.

Ahora el FA jerarquiza aún más “la construcción de una nueva síntesis de izquierda y progresista capaz de concitar nuevamente el apoyo de grandes mayorías nacionales”, que articule a actores tradicionales y nuevos de “una sociedad más diversa y compleja”, con “nuevas demandas”. También asume la necesidad de recuperar terreno en el debate de “ideas y valores”. Casi 800.000 firmas le devolvieron confianza en lo que es y lo que puede hacer, no sólo como elenco de dirigentes ni sólo como conjunto de afiliados, sino también como fuerza arraigada en la sociedad.

Hasta el lunes.