Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Sabemos que desde el Poder Ejecutivo se plantean a veces ideas impopulares que luego no son llevadas adelante, y en algunas ocasiones eso parece una táctica deliberada, pero no hay por qué suponer que todas las ideas impopulares planteadas sean sólo globos sonda.

Isaac Alfie, director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), dijo que se estudia la posibilidad de cambiar la política actual de subsidio al supergás para que beneficie sólo a las familias de menores recursos. Afirmó, además, para que quedara claro de qué hablaba, que el precio actual del supergás es “la mitad” del que tendría que ser si se aplicara el criterio de paridad con una hipotética importación, que el Ejecutivo aplica ahora para los combustibles.

Más allá de que ese cálculo es intrincado y discutible, resulta difícil imaginar un momento menos adecuado para poner el tema sobre la mesa. La emergencia sanitaria y la política económica han llevado a graves caídas del empleo y los ingresos. Hace apenas un mes y medio hubo una suba importante del precio del supergás, que es la fuente de energía más utilizada para cocinar y para calefacción, estamos en pleno invierno y se pronostica una serie de días extremadamente fríos.

Además, vamos hacia un referéndum contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, y esto obliga al oficialismo a considerar con especial cuidado las consecuencias de sus actos en la opinión pública. Se podría suponer, entonces, que el director de la OPP no piensa realmente en aumentar el precio del supergás para la mayoría de la población, y que estamos ante una hábil maniobra, a fin de distraer la atención de algún otro asunto o con la intención de que, en unos días, el presidente Luis Lacalle Pou gane prestigio anunciando que no autoriza ese aumento. Pero no es nada seguro que haya pasado eso.

Sin ingresar en valoraciones sobre la capacidad técnica de Alfie y su desempeño anterior en cargos de gobierno, nunca se caracterizó por su destreza como político ni por su éxito en ese rol. No es, por ejemplo, el tipo de persona que siempre tiene muy presente la importancia, en el resultado electoral de 2019, del descontento con el Frente Amplio (FA) en las capas medias de la sociedad.

Algunos oficialistas con más nociones que Alfie acerca de las reglas del juego político se apresuraron a expresar su desacuerdo con la idea, para no dejarle toda la cancha libre al esperable y vehemente rechazo desde el FA.

En todo caso, el director de la OPP comulga con una concepción ideológica que empieza por llamarles “empresas públicas” a ciertos organismos estatales; sigue adelante con la premisa de que deben ser tan competitivos y rentables como las empresas privadas; y concluye reclamando que funcionen del modo que más les conviene a sus competidoras privadas. En este sentido, parece probable que esta vez no se trate de un globo sonda.

También cabe, por supuesto, la posibilidad de que haya una intención de promover el reemplazo del supergás por energía eléctrica, de la que hoy existe una oferta sobreabundante, sin darles demasiada importancia a los costos sociales, al frío de mucha gente ni a la calentura de otra tanta.

Hasta mañana.