Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Es muy lógico que haya tensiones y conflictos entre quienes se dedican a la política partidaria y quienes nos dedicamos al periodismo político. Cuando hay total armonía, una de las partes o ambas se están equivocando, en perjuicio del conjunto de la ciudadanía. Sin embargo, también es cierto que desde cada lado debemos esforzarnos por conocer y entender cómo se trabaja del otro.

Esto viene al caso acerca de la ya famosa filtración de un documento sobre el Plan Nacional de Inteligencia, y particularmente en lo referido a la procedencia del texto que dieron a conocer, en parte, TV Ciudad y su director de informativos, Eduardo Preve.

Sería una gran ingenuidad no percibir que, desde el punto de vista de algunos dirigentes oficialistas, puede ser conveniente centrar la atención de la gente en este asunto, a fin de quitarles resonancia a otros. Atribuirle al Frente Amplio una “traición a la patria” es un logro adicional para quienes se complacen en sembrar odio y, en este caso, deben aferrarse a la hipótesis de que el documento al que accedió TV Ciudad vino del Parlamento, aun después de que surgieran, ayer, indicios de que no fue así.

Como hay muchas otras personas que, con independencia de sus simpatías partidarias, actúan de buena fe y tratan de razonar, vale la pena detenerse en la presunta prueba de que la filtración fue cometida por alguien que integra la Comisión de Control y Supervisión del Sistema Nacional de Inteligencia de Estado.

El senador Raúl Lozano, presidente de ese organismo, ha sostenido desde que comenzó esta mezcla de escándalo y comedia que la fuente de TV Ciudad sólo podía ser alguien que hubiera estado presente cuando el director de la Secretaría de Inteligencia Estratégica del Estado, Álvaro Garcé, se reunió con la comisión el 24 de octubre y repartió copias del documento. Su argumento es que el canal de la Intendencia de Montevideo y Preve divulgaron información manejada oralmente en aquella sesión.

Este razonamiento, que ha sido reiterado por Garcé y por otros dirigentes oficialistas, revela un gran desconocimiento del trabajo periodístico. Cuando se accede a lo que presuntamente es un documento confidencial, lo primero es tratar de confirmar su autenticidad, muy especialmente si el encabezado dice “Reservado. Uruguay Presidencia. Secretaría de Inteligencia Estratégica de Estado. Plan Nacional de Inteligencia 2022”, como consta en una imagen difundida por Preve.

Difundir algo así sin haber tomado precauciones sería muy chapucero desde el punto de vista profesional, y además pulverizaría la credibilidad del periodista y del medio.

El director de informativos de TV Ciudad dijo en Fiscalía que había chequeado con varias personas, de distintos sectores e intereses contrapuestos. Es muy verosímil que una o más de esas personas fueran integrantes de la comisión, y que en las conversaciones con Preve le hayan comentado algo de lo que se dijo en la sesión del 24 de octubre.

Para suponer que esto sucedió no hace falta poseer los talentos de Sherlock Holmes; basta con saber que los manuales más básicos de periodismo señalan la necesidad de no publicar datos provenientes de una sola fuente no chequeada.

Hasta el lunes.