Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

A veces los pequeños incidentes tienen significados profundos. Fue el caso, ayer en la Cámara de Senadores, de una discusión iniciada desde el Partido Nacional (PN) cuando la frenteamplista Amanda Della Ventura pasó a presidir transitoriamente la cámara.

Della Ventura fue elegida este año para ocupar la segunda vicepresidencia del Senado, y ayer tuvo que suplir a la titular Beatriz Argimón, vicepresidenta de la República, cuando esta anunció que se retiraba de sala para asistir al acto conmemorativo de la Batalla de Las Piedras. La senadora tenía puesta una camiseta (canto la edad al no escribir “remera”) con la inscripción “Todos somos familiares”, que alude a la organización Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, y esto motivó una intervención de Gustavo Penadés, coordinador de la bancada del PN.

“En el momento en que pasa a presidir el Senado nos está representando a todos. La bancada de senadores del Partido Nacional quiere dejar constancia de que usted, de esta manera, no nos está representando a todos utilizando esa remera”, dijo Penadés.

Hubo más intervenciones sobre el asunto, y Penadés sostuvo que el reglamento del Senado prohíbe a quien lo preside realizar cualquier “tipo de aclaración o expresión” que no represente a todos sus integrantes. Su correligionaria Graciela Bianchi añadió que ese reglamento e incluso la Constitución establecen que la presidencia de la cámara se ejerce en representación de “la ciudadanía”, porque se trata de “un cargo institucional”, de modo que lo de Della Ventura era una “inconducta”.

Empecemos por lo menos importante, que es el error de interpretación del reglamento del Senado. Este indica que “sólo el presidente podrá hablar a nombre de la cámara y representarla, salvo resolución expresa del cuerpo” (artículo 126), que no puede opinar sobre un asunto en deliberación salvo para fundamentar su voto (artículo 123), y que para participar en un debate o presentar un proyecto debe dejar por un rato su puesto (artículo 124). Es difícil imaginar en qué estaba pensando Bianchi cuando invocó la Constitución, ya que en ella no hay nada aplicable al caso.

De todos modos, el fondo de la cuestión es otro, y tiene que ver con el significado de ponerse la camiseta. La frase “Todos somos familiares” expresa más que identificación y solidaridad con un grupo que sufrió consecuencias del terrorismo de Estado y que reclama verdad y justicia.

Dice también que el terrorismo de Estado no fue algo que se le hizo sólo a un grupo de personas, sino un ataque muy dañino al conjunto de la sociedad, cuyas consecuencias sigue sufriendo toda ella, incluso las personas que nacieron tras el fin de la dictadura. Dice que la verdad y la justicia son necesidades sociales, y no apenas una reparación focalizada.

Reconocernos como familiares es asumir que somos deudos, que compartimos responsabilidades y deberes. Afirma una identidad y un compromiso democrático. Es terrible que aún hoy, desde el Parlamento y en nombre del mayor partido oficialista, se enfatice la ajenidad a esta causa, que debe hermanar a quienes, con cualquier divisa o con ninguna, quieran comprometerse con la defensa de la condición humana.

Hasta mañana.