Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, asistió ayer al Senado para discutir el agravamiento de la criminalidad violenta y la estrategia gubernamental al respecto. Oficialistas y opositores se acusaron mutuamente de negar la realidad, pero esto no significa que las actitudes de ambas partes hayan sido simétricas y equivalentes.

Los senadores del Frente Amplio (FA) asumieron que estamos ante un problema de larga data y creciente, que tampoco pudo ser resuelto durante los gobiernos de esa fuerza política. Abogaron por la cooperación de todos los partidos para buscar soluciones y ratificaron su disposición a participar en un diálogo a tal efecto.

La coalición de gobierno, en cambio, se centró en la reiteración de cuestionamientos a las políticas previas del FA, alegó que ese antecedente lo descalificaba para aportar ideas, e insistió en que tanto sus lineamientos como sus resultados son mejores, pese al rápido aumento de la cantidad de homicidios en lo que Heber llamó un “mal mayo”.

Hubo un rato de sesión secreta para que el Ministerio del Interior compartiera con los senadores informaciones que, según dijo Heber, no conviene que los narcotraficantes conozcan. Por lo demás, quedaron en evidencia nuevamente algunas diferencias sustanciales en el enfoque del problema.

El ministro, con especial apoyo de los legisladores del Partido Nacional, ratificó una orientación centrada en la idea de que la presencia del narcotráfico en los barrios se combate, muy literalmente, impidiendo la venta de drogas, mediante el patrullaje intensivo, el cierre de las “bocas” y el encarcelamiento de quienes son, en ellas, el último y más débil eslabón en la cadena de distribución.

Los jerarcas del Ministerio del Interior interpretan la reciente escalada de homicidios como una consecuencia de su ataque a las “bocas”. Sostienen que le han hecho mucho daño al negocio ilegal, y que por eso aumentaron las disputas violentas entre quienes participan en él. En esta línea, los asesinatos, descuartizamientos e incineraciones de cadáveres se ven como una especie de trágico daño colateral, que no indica el fracaso de los procedimientos policiales sino, paradójicamente, su éxito.

La oposición frenteamplista sostiene, por su parte, que el énfasis en este tipo de actuación de la Policía ni siquiera es una estrategia equivocada, ya que no llega a constituir una estrategia y consiste apenas en “acciones puntuales”, muy insuficientes para desarraigar de los barrios a las organizaciones criminales y para socavar el poderío de quienes las dirigen, por encima del nivel de las “bocas” y de los “45 clanes familiares” que, según dijo el director general de Represión al Tráfico Ilícito de Drogas, Alfredo Rodríguez, se dedican al narcotráfico en Montevideo y el área metropolitana.

Desde el punto de vista del FA, una verdadera estrategia requiere, además de la intervención policial, “políticas públicas integradas con mucha inversión en los sectores más deprimidos” y cooperación de varios ministerios.

El oficialismo define las políticas y asegura que no es necesario mejorarlas con aportes de otros actores políticos y sociales. La propia realidad dirá quién la niega.

Hasta mañana.