Buenos días. Les comento algunas noticias que pueden leer hoy en la diaria.

Hoy y mañana se reunirán los organismos superiores del Mercosur, y Uruguay asistirá en una posición delicada, tras anunciar que iniciará conversaciones con China sobre un tratado de libre comercio (TLC) bilateral e insistir, contra la opinión de los demás socios, en que los acuerdos del bloque lo habilitan a ello.

El Poder Ejecutivo afronta riesgos de importancia, aunque no esté en el horizonte previsible que Uruguay inicie un proceso de ruptura con el Mercosur o sea expulsado de él. Si los demás miembros consideran que vale la pena hacerle pagar un precio por su actitud, tienen muchas formas de causarle daño sin que se llegue a tales extremos.

En estas circunstancias, llama la atención que el gobierno nacional no se haya ocupado de fortalecer el frente interno. El estudio de prefactibilidad de un TLC con China se mantiene en reserva, y el diálogo con sectores sociales y políticos, incluso oficialistas, se ha descuidado con gran imprudencia. El presidente Luis Lacalle Pou irá mañana a la cumbre de Asunción a desplegar una performance individual, ante un público potencialmente hostil y con la espalda al descubierto.

Sin embargo, el núcleo político duro del oficialismo y los técnicos que le son más afines perseveran en un relato fantástico, en el que estamos a punto de lograr avances irreversibles que nos harán mucho más prósperos y felices. Se menosprecian las incertidumbres y los riesgos, e incluso se afirma que ocupar por seis meses la presidencia rotativa del Mercosur nos dará no se sabe bien qué ventaja sobre los demás socios.

Para ver hasta qué punto es irreal esta narrativa, resulta útil considerar procesos de mayor envergadura. Brasil integra junto con China el grupo BRICS, del que también forman parte Rusia, India y Sudáfrica. Es una asociación muy relevante por la extensión territorial, la población, los recursos naturales, la participación en el comercio mundial y el producto interno bruto de los países que la integran.

Este año Argentina solicitó formalmente su incorporación al grupo, y cuenta con el visto bueno de los cinco estados miembros. Obviamente, el BRICS es en la actual coyuntura uno de los factores que operan contra el intento de debilitar a Rusia mediante sanciones económicas, y por si algo le faltaba para adquirir un fuerte significado en las disputas internacionales de poder, también Irán pidió este año incorporarse.

Ni el hecho de que China y Brasil estén en el BRICS ni el gran acercamiento a este de Argentina han derivado en que avance un milímetro la idea de un TLC entre la potencia asiática y el Mercosur. La intrincada, sutil y paciente política internacional china incluye, como bien sabemos, un creciente peso en la región, pero también reconoce que hoy sería indeseable, para sus propios intereses y para los de los países latinoamericanos, tensionar demasiado las relaciones entre estos y Estados Unidos.

Si tenemos en cuenta este dato, queda aún más clara la inviabilidad de que Uruguay pueda, por sí solo, alterar el ritmo y la dirección de los procesos en el gran juego estratégico mundial. Lo mejor que nos puede pasar es que el único costo sea quedar en ridículo.

Hasta mañana.